Juan 1:1 Juan nos dice que καὶὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόν (Y el logos estaba con Dios). Cuando se usa la palabra Dios en griego θεόν, casi siempre se le antepone el artículo definido τὸν. Cuando se habla de Dios en griego, no se usa solamente θεόν, sino τὸν θεόν.
Ahora bien, cuando no se usa el artículo definido τὸν con un nombre, ese nombre θεὸς se usa como adjetivo. Juan no dijo que la Palabra (Logos) era τὸν θεόν, lo que habría querido decir que la Palabra era el mismo Dios Supremo. Dijo que la Palabra era θεὸς—sin artículo definido τὸν—, lo que quiere decir que la Palabra era, podríamos decir, de naturaleza divina.
Cuando Juan dijo καὶ θεὸς ἦν ὁ oλόγος, (Y Dios era el Logos) no estaba diciendo que Jesús es igual a Dios, sino que Jesús es de naturaleza divina. Por eso John L. Mckenzie en su diccionario de la Biblia dice: “Rigurosamente, Juan 1:1 debe traducirse la Palabra estaba con el Dios y la Palabra era un ser divino”.
Por otra parte, los Trinitarios dicen que las traducciones que traducen el predicado nominativo anartro θεὸς en Juan 1:1 como
“un dios”, están mal traducidas. Pero nótese que Colwell tuvo que admitir el uso del artículo indefinido delante de complementos predicativos cuando el contexto lo exigía.
¿Y que nos dice el contexto de Juan 1:1?
Juan 1:2 Este estaba en el principio con Dios. ¿Puede alguien estar con una persona y al mismo tiempo ser esa persona?
Juan 1:14 llama a Jesús el unigénito del Padre, es decir el único hijo engendrado directamente por Dios.
Juan 1:18 A Dios nadie le vio jamás. Pero a Jesucristo sí lo vieron porque Jesucristo no es Dios, sino el Hijo de Dios.
Aquí el contexto demuestra claramente que Jesucristo no es igual a Dios, por lo tanto la regla gramatical de Colwell permite la expresión un dios. Aquí un dios vendría a ser un sustantivo adjetivizado que perfectamente se podría interpretar como una cualidad del λόγος. Jesús participa de la naturaleza divina ¿Qué es ser divino? No significa ser Dios.
Veamos que es lo que dice la santa Palabra de Dios:Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia (2 Pedro 1:4).¿ No está este versículo invitando a ser iguales a Dios? De ninguna manera. ¡Este versículo nos invita a formar parte de la naturaleza espiritual!