El texto Sinaitico son ochocientas páginas de lo que se considera como la biblia más antigua del mundo que ha llegado hasta nosotros y ya están disponibles en internet
Unos textos de gran importancia histórica cuyo estudio era reservado a expertos, bibliotecas y universidades ahora trascienden al pasar al mundo virtual y entrar a disposición de cualquier ciudadano del mundo en cualquier lugar del mundo para informarse y ampliar el conocimiento, lo cual significa una verdadera revolución en la era de las nuevas tecnologías.
Se trata del llamado Codex Sinaiticus, o Códice Sinaítico, una colección de manuscritos del siglo IV a.D. escritos en griego antiguo y que contienen gran parte del Antiguo Testamento y el Nuevo completo.
El Codex Sinaiticus, escrito sobre hojas de pergamino por varios escribas y desde ahora está a disposición de todos los internautas de forma totalmente gratuita. La que se considera la Biblia más antigua que sobrevivió hasta nuestros días es de más de 800 páginas y fragmentos. El Codex Sinaiticus se puede consultar en internet (www.codexsinaiticus.org) gracias a un proyecto que comenzó en 2005 emprendido por la Biblioteca Británica, la Biblioteca Universitaria de Leipzig, en Alemania, y la Biblioteca Nacional de Rusia, en San Petersburgo. Estas instituciones guardaban diferentes partes del Codex.
Originalmente, el códice, escrito en griego, tenía más de 1.460 páginas, cada una de las cuales medía 40, 6 centímetros de alto por 35, 5 de ancho. “Ofrece material documental de primera mano sobre cómo se transmitió la Biblia de generación en generación”, señala Scot McKendrick, director del departamento de manuscritos occidentales de la Biblioteca Británica.
“El Códice Sinaítico es uno de los más grandes tesoros escritos de la humanidad”, manifestó el doctor Scot McKendrick, quien está a cargo de la sección de Manuscritos Occientales de la Biblioteca Británica.
“Transcribir las frágiles páginas de un texto antiguo de más de 650.000 palabras ha sido un gran reto”, sostiene el profesor David Parker, de la Facultadde Teología de la Universidadde Birmingham (Inglaterra) y responsable del equipo que ha realizado la digitalización, que incluye páginas encontradas en 1975 en una habitación del Monasterio de Santa Catalina.
Las imágenes digitales permiten observar la diferencia entre las caligrafías de los distintos escribas que copiaron el texto. Hasta ahora se creía que tres escribas realizaron el Codex. Sin embargo, la digitalización ha demostrado que hubo uno más.
Descubierto en 1844 en el Monasterio de Santa Catalina, al pie del Monte Sinaí, en Egipto y de 33, 5 centímetros de ancho por 37, 5 centímetros de alto, el códice está dispuesto en ocho estrechas columnas a doble página.
Trescientas cuarenta y siete hojas -la mayoría- se encuentran en la Biblioteca Británica, en Londres; 12 hojas y 14 fragmentos, en el Monasterio Santa Catalina; 43 hojas, en la Biblioteca de la Universidad de Leipzig, y fragmentos de 3 hojas en la Biblioteca Nacional Rusa, de San Petersburgo.
Por primera vez, y de manera virtual, todo el material vuelve a reunirse, lo cual significará “una nueva oportunidad para que los estudiosos de todo el mundo colaboren en la investigación” del material, añadió McKendrick.
El manuscrito de 1.600 años de antigüedad es una ventana que nos muestra el desarrollo del cristianismo primitivo y una evidencia de primera mano sobre cómo se transmitieron los textos de la Biblia.