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Nosotros le debemos a Roma Pagana la costumbre de observar el nuevo año el primer día del mes primero del año. “El emperador romano Julio César fijó el 1 de enero como día de Año Nuevo en el año 46 antes de Cristo. Los romanos dedicaron el día a Janus, dios de las puertas, las entradas y de los inicios. El mes de enero [en latín, Januarius] recibió su nombre de Janus, el cual tenía dos caras: una mirando adelante y otra hacia atrás” (The World Book Encyclopedia). Por lo tanto, los festejos de Año Nuevo se basan en tradiciones paganas.
Durante el primer siglo AC el emperador Romano Julio César, confeccionó un nuevo calendario, conocido como el calendario Juliano. Este calendario designaba a enero como la fecha para empezar el año.
El nombre para el primer mes del año también vino de Julio Cesar. Este emperador le dio al primer mes del nombre de Janus, en honor al dios pagano Janus, considerado por los romanos el “dios de las entradas, las puertas y los comienzos”, de allí viene el nombre del primer mes del año January (enero en español).
Los romanos creían que Janus era el dios que cuidaba las puertas del cielo y de la tierra, por eso lo pintaban sosteniendo en su mano derecha una gran llave con la que puede cerrar la puerta del viejo año y abrir las puertas del nuevo. También a Janus se lo pintaba sosteniendo un cetro en su mano izquierda, como un símbolo de su poder.
Al dios Janus se lo pintaba con dos caras. Debido a que los portales se abren hacia adentro y hacia afuera, Janus miraba con una cara atrás hacia el año viejo y con la otra hacia el año nuevo.
Para el primero de enero los romanos celebraban a Janus con un gran festival. Frente a las grandes puertas del templo edificado a su nombre, los romanos se divertían, se alegraban y hacían grandes procesiones en su honor. Regalos especiales eran traídos al emperador en esa fecha, con los deseos de buen augurio. También se intercambiaban regalos entre los amigos. “Se daban regalos de ramas de árboles sagrados en el año nuevo. Más tarde, ellos tenían nueces cubiertas con oro o monedas con la imagen de Jano, el dios de las puertas, salidas y comienzos.
En inglés, el mes de enero deriva su nombre de Jano, quien tenía dos caras—una que mira al frente y la otra que mira atrás. Los romanos también le daban regalos al emperador. Los emperadores con el tiempo empezaron a exigir estos regalos. Pero la iglesia cristiana prohibió esta costumbre y otras prácticas paganas del año nuevo en el 567 d.C.” (The World Book Encyclopedia [Enciclopedia el libro del mundo], artículo “día de año nuevo”).
De estas fiestas de Roma pagana, el catolicismo y las iglesias cristianas nominales heredaron la costumbre de dar regalos y desear buena suerte para el año nuevo.
Otro origen pagano
No obstante, el registro más antiguo de una celebración del Año Nuevo lo hallamos en Babilonia. Theodor Gaster, en su libro New Year—Its History, Customs and Superstitions contesta: “La descripción más antigua conocida de una fiesta del Año Nuevo proviene de la antigua Mesopotamia”. Las tablillas de arcilla que describen la fiesta del Año Nuevo registran “un programa de ceremonias que se efectuaban en Babilonia desde los días remotos del segundo milenio a.E.C.”.
El año babilonio comenzaba alrededor del equinoccio vernal, en el mes de marzo. La celebración duraba 11 días y giraba en torno a la adoración de Marduc, el dios de la ciudad de Babilonia. Los vestigios de la fiesta del Año Nuevo en Babilonia, como celebraciones con disfraces y ritos de fertilidad, todavía se observan durante las celebraciones del Año Nuevo alrededor del mundo. El desfile de disfraces en la ciudad de Filadelfia (E.U.A.) el día de Año Nuevo y la fiesta de fertilidad que se celebra en la ciudad de Akita (Japón) el 17 de enero son tan solo dos ejemplos de tales reliquias.
¿Por qué un cristiano no debería celebrar el año nuevo?
Supongamos que usted descubre un arroyo de aparente agua cristalina y se siente tentado a beber de ella. No obstante, primero decide inspeccionar el curso del arroyo, y de pronto encuentra a personas acampadas que lavan sus trastos y ropa sucia en esa agua. ¿Querría usted todavía beber el agua y arriesgarse a contraer alguna enfermedad? Lo mismo puede decirse de las costumbres paganas asociadas con la celebración del día de Año Nuevo. Aunque ciertas celebraciones pudieran parecer inocentes a los hombres, el Dios de la Biblia ha revelado a los cristianos sinceros sus fuentes paganas.
Actualmente, con demasiada frecuencia, el día del año nuevo se toma como una excusa para beber en exceso y para perder los estándares morales. No obstante, la palabra de Dios dice:
Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne. (Romanos 13:13-14)
Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. (1 Pedro 4:3-4)
Por eso, los cristianos no debemos participar de las obras infructuosas de las tinieblas; sino más bien debemos reprenderlas. (Efesios 5:11)
Por otra parte, el año nuevo es una de las épocas más peligrosas para conducir porque hay muchas personas ebrias que están conduciendo, y cada año escuchamos advertencias acerca del peligro de aquellos que disparan al aire—un acto que con frecuencia cobra vidas humanas.
En conclusión, Dios considera contaminadas las prácticas religiosas que tienen sus orígenes en Babilonia. Esta se refiere a la religión falsa, con sus costumbres arraigadas en la antigua Babilonia, como “Babilonia la Grande”, y advierte: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas”. (Apocalipsis 18:2, 4.) Por lo tanto, puesto que los rasgos de las celebraciones del Año Nuevo revelan sus orígenes paganos, los cristianos que quieren obedecer lo que la Biblia dice no celebran dichas festividades ya que muchas de las costumbres y celebraciones del “año nuevo” no son del agrado de Dios.
- ¿Por qué los sacerdotes católicos y la mayoría de los pastores de la cristiandad no enseñan la verdad sobre los orígenes paganos de la navidad y el Año Nuevo?
Jeremías 2:8
Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.
Jeremías 2:19-20
Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos. Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te echabas como ramera.
Jeremías 3:13
Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová.
Jeremías 17:1-3
El pecado de Judá escrito está con cincel de hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla de su corazón, y en los cuernos de sus altares, mientras sus hijos se acuerdan de sus altares y de sus imágenes de Asera, que están junto a los árboles frondosos y en los collados altos,
sobre las montañas y sobre el campo. Todos tus tesoros entregaré al pillaje por el pecado de tus lugares altos en todo tu territorio.
Oseas 4:12
Mi pueblo a su ídolo de madera pregunta, y el leño le responde; porque espíritu de fornicaciones lo hizo errar, y dejaron a su Dios para fornicar.
Entonces, claramente se ve la respuesta. Los sacerdotes católicos y los pastores del protestantismo se rebelaron contra Dios, anduvieron tras lo que no aprovecha al permitir que se infiltraran costumbres paganas en su adoración. Asumieron actitud de ramera al fornicar espiritualmente con las costumbres paganas de la Navidad y el Año Nuevo, y contaminaron desde hace mucho su adoración al erigir árboles dando culto indirecto a Asera, y de esta manera, dejaron la adoración verdadera porque prefirieron fornicar con los ídolos.
Conclusión:
La navidad y el año nuevo son festividades totalmente paganas adoptadas por el catolicismo en el siglo IV y heredadas por algunas iglesias que dicen llamarse “cristianas”. El cristiano auténtico y verdadero no debería celebrarlas porque estaría participando en las obras infructuosas de las tinieblas las cuales, la Palabra de Dios dice que, debemos reprender. (Efesios 5:11).
La Navidad y el Año Nuevo aparentemente lucen hermosas e inofensivas, pero reflejan una connotación pagana que todo cristiano debería evitar. ¿Por qué? Porque lo que los gentiles sacrifican lo sacrifican a los ídolos y no a Dios; y él no quiere que nos hagamos partícipes con los demonios ya que uno, como cristiano, no puede participar de la mesa de Dios y de la mesa de los demonios, al mismo tiempo. (1 Corintios 10:20-22)
Además ¿por qué como cristianos tenemos que celebrar dos tradiciones paganas del catolicismo? ¿Por qué honrar a Dios con costumbres que a él no le agradan? ¿Estamos realmente adorando a Dios en Espíritu y en verdad? ¿Obedecimos el mandamiento de salir de Babilonia la Grande cuando celebramos costumbres y tradiciones que son inmundas y abominables ante los ojos de Dios? Esto es algo en lo cual deberíamos pensar y reflexionar como cristianos.
Como pueden darse cuenta el árbol de navidad es totalmente pagano. Las bolas que se cuelgan en él simbolizan al dios sol, divinidad adorada por los romanos el 25 de diciembre y las luces de navidad eran utilizadas por pueblos paganos para ahuyentar malos espíritus. El árbol parece hermoso e inofensivo pero la biblia dice que debajo de los árboles frondosos se ofrecía incienso y se adoraban ídolos paganos y se sacrificaban hijos a dioses falsos. Por lo tanto, los cristianos debemos mantenernos exentos de participar en costumbres paganas. Además, no fue sino hasta el siglo VIII que el catolicismo adoptó la costumbre de vestir un árbol de navidad, entonces, ¿Por qué tenemos los cristianos que heredar esta tradición católico-romana e infiltrarla en nuestras creencias?
El primer mes del año, según la Biblia es Abib, lo que llamamos marzo o abril, entonces, es obvio que el 31 de diciembre y el primero de enero no corresponden a un nuevo año según la palabra de Dios. Por lo tanto, el cristiano sincero no debe celebrar esa festividad que también tiene un trasfondo pagano.
Si optamos por celebrar la Navidad y el Año Nuevo para agradar a nuestras familias, estaríamos desagradando a Dios. Y lo más trágico estaríamos rindiendo culto indirecto a dos dioses falsos del paganismo el dios sol (el dios de la navidad) y el dios Janus (el dios de las entradas, las puertas, y los comienzos).
En el cristianismo no se puede ser medias tintas, porque los tibios los vomitará Dios de su boca (Apocalipsis 3:16). Entonces, como cristianos, no debemos permitir que nuestra adoración verdadera se contamine por prácticas que provienen de Babilonia la Grande.