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Flavio Josefo
Flavio Josefo fue un historiador judío nacido el año 37 d.C., en Jerusalén; murió hacia el 101. Pertenecía a una distinguida familia de clase sacerdotal; sus antepasados paternos se remontan fehacientemente cinco generaciones; la familia materna se consideraba descendiente de los Macabeos. Recibió una buena educación y sus relaciones con gente de estudios selecta le permitió desarrollar sus dotes intelectuales, en especial su memoria y su capacidad de juicio. Su formación le convirtió en un experto en las tendencias y en los principales partidos político religiosos judíos de su época – los esenios, los fariseos y los saduceos.
Impresionado por la gran importancia del partido fariseo y esperando afianzarse en una posición de influencia, se unió a dicho partido a los diecinueve años, aunque no compartía ni sus puntos de vista religiosos, ni los políticos. Se traslada a Roma el año 64 para conseguir de Nerón la libertad de algunos sacerdotes judíos encarcelados que eran amigos suyos. Tuvo éxito al ganar el apoyo para su causa de Sabina Popea, esposa del emperador. Pero deslumbrado por la brillante vida de la corte de la metrópoli del mundo, se fue alejando de la sensibilidad estricta judía cuya lucha contra el paganismo consideraba inútil. Después de su vuelta a Jerusalén, en el año 66 estalló la gran revuelta judía. Como la mayoría de la aristocracia judía, al inicio no compartía la revuelta de sus conciudadanos pero a pesar de ello si compartía la defensa de su soberanía y de sus sentimientos religiosos ultrajados; Cuando la suerte parecía favorecer a los insurgentes, al principio, Josefo con el resto de la nobleza sacerdotal se une a la rebelión, fue escogido por el Sanedrín de Jerusalén como Comandante en Jefe de Galilea. Como tal estableció en cada ciudad un consejo de jueces cuyos miembros eran reclutados entre los que compartían sus puntos de vista políticos. Realizó las negociaciones diplomáticas y sus funciones militares con prudencia y astucia. Aunque al principio los judíos tuvieron éxito, cuando el General Vespasiano avanzó con el ejercito principal desde Antioquía a sangre y fuego, los insurgentes huyeron o se refugiaron en sus fortalezas. Josefo y otros valientes se defendieron durante seis semanas en la fortaleza, casi inexpugnable, de Jotapata. En el verano del año 67, cuando la guarnición estaba exhausta por la falta de agua y provisiones, los romanos tomaron la ciudadela; la mayoría de los patriotas fueron pasados a cuchillo, pero Josefo escapó de la masacre ocultándose en una cisterna de difícil acceso y saliendo de la misma solo cuando estuvo seguro de que su vida sería respetada. Llevado a presencia del general victorioso, para congraciarse con Vespasiano hizo gala de su gran formación, lo que le permitió ser ascendido a caballero del imperio, junto con Tito, hijo de Vespasiano. A pesar todo ello, Vespasiano lo mantuvo como siervo (de acuerdo con la costumbre fue considerado esclavo de guerra. Nota del Traductor) y solo lo liberó en el año 69 cuando fue nombrado emperador Vespasiano.
Como un liberto de Vespasiano, Josefo asumió de acuerdo con la costumbre romana el apellido de Vespasiano Flavio. Él acompañó al emperador incluso hasta Egipto, y cuando este último pasa a su hijo la tarea de continuar la Guerra judía, entonces se une al séquito de Tito, y es testigo ocular de la destrucción de la Ciudad Santa y su Templo. A su propio riesgo personal intenta persuadir a los judíos a que se rindan. Cuando la ciudad es conquistada se fue a Roma con Tito, y tomó parte en el último desfile triunfal. Pero todas estos acontecimientos no hirieron el sentimiento de honor patriótico de Josefo; al contrario, acepta el privilegio de la ciudadanía romana en reconocimiento a sus servicios, y la concesión una renta anual y tierras en Judea. Los emperadores subsiguientes, Tito y su cruel hermano Domiciano, también se comportaron amablemente con Josefo, y confirmaron su trato con muchas pruebas de distinción.
En la corte le permitieron dedicarse hasta su muerte con exclusividad a su trabajo literario, falleció durante el reinado de Trajano (probablemente el año 101). Tanto en su vida, como en sus escritos, siguió una política a medias entre la cultura judía y la pagana, para lo que sus compatriotas judíos le acusaron de inmoral e hipócrita. Sus obras están escritas en un griego elegante, para influir en la clase elegante de su tiempo y combatir diversos prejuicios anti Judíos.
La primera obra de Josefo fue la “Guerra judía” (Peri tou Ioudaikou polemou) de siete tomos. Se basa principalmente en notas de sus memorias tomadas durante la guerra de independencia (66-73 d.C.), en las memorias de Vespasiano, y en las cartas del Rey Agripa. Mientras su historia de los sucesos bélicos es fiable, el relato de sus propios hechos esta muy impregnada de una exagerada auto adulación . Esta obra ha servido de base para numerosas novelas históricos, en tiempos modernos “Lucius Flavius” por J. Spillmann, S.J., y “El Fín de Judá” por Anton de Waal.
El segundo trabajo de Josefo, las “La Antigüedad Judías” (Ioudaike Archaiologia), contiene en veinte libros la historia entera de los judíos desde la Creación hasta el comienzo de la revuelta el 66 d.C. Los libros del I-XI están basado en el texto de los Setenta, aunque también se recogen relatos tradicionales de tiempos antiguos vivos entre los judíos de su época. También cita numerosos pasajes de autores griegos cuyas escritos se han perdido. Por otro lado hizo concesiones al gusto de sus contemporáneos gentiles con omisiones arbitrarias, del mismo modo que embellece gratuitamente ciertas escenas. En los libros XII-XX narra la historia anterior a la venida de Cristo y la fundación del Cristianismo, y es nuestra única fuente para muchos hechos históricos. En estos libros el valor de sus declaraciones esta reforzado con la inserción de fechas que están contratadas por otras fuentes, y por la cita de documentos auténticos que confirman y complementan la narrativa Bíblica. La historia de Herodes el Grande se contiene en libros XV-XVII. El libro XVIII contiene en el capítulo III el pasaje famoso donde se menciona al Redentor con las palabras siguientes:
“Aproximadamente este tiempo vivió a Jesús, un hombre lleno de sabiduría, si de hecho uno puede llamarle hombre. Porque realizaba hechos increíbles, y era maestro de los que se alegraban con la verdad. Atrajo hacia sí a muchos, judíos y gentiles. Él era el Cristo. Por la acusación de las autoridades de nuestro pueblo, Pilato lo condenó a muerte en la cruz; no obstante aquéllos que lo habían amado antes le permanecieron fieles. Al tercer día se les apareció de nuevo vivo, entro otras mil maravillas, tal y como lo habían predicho los profetas enviados por Dios. Y al día hoy el pueblo de los que se llaman cristianos después de Él permanece.”
Se califica a la obra de Josefo como valiosísima para la historia del pueblo escogido por el hecho que las “Antigüedades” testifican la verdad de la Revelación Divina tanto para los judíos como para los cristianos, y porque confirma la historicidad de hechos relatados en la Biblia por el testimonio incontrovertible de autores paganos. Los relatos de los sucesos del levantamiento y de las relaciones entre de las diferentes sectas judías, son de gran importancia para la historia y sufrimientos del Salvador; sus informaciones respecto: a la corrupción de las costumbres e instituciones judías antiguas, su testimonio de los conflictos internos de los judíos, y por último su relato de la última guerra con los romanos que acabaron con la independencia nacional de los judíos, son de gran importancia como fuentes históricas.
Los primeros cristianos eran lectores estudiosos de “la Historia de los judíos ” de Josefo, “Padres” de la Iglesia, como Jerónimo y Ambrosio, historiadores tempranos de la Iglesia lo citan a menudo en sus obras. San Eusebio y San Juan Crisóstomo lo califican de testimonio útil para la historicidad de los libros del Antiguo Testamento.
Las obras de Josefo se tradujeron al latín en una fecha temprana. Cuando se inventó el arte de la impresión, sus obras circularon en todos los idiomas.
William Barclay
Obras Disponibles:
Com. Barclay 17 volúmenes en 1 tomo Comentario al Nuevo Testamento Vol. 01 – Mateo I Comentario al Nuevo Testamento Vol. 02 – Mateo II Comentario al Nuevo Testamento Vol. 03 – Marcos Comentario al Nuevo Testamento-Barclay Vol. 4 – Lucas Comentario al Nuevo Testamento Vol. 5 – Juan I Comentario al Nuevo Testamento Vol. 6 – Juan II Comentario al Nuevo Testamento-Barclay Vol. 8 – Romanos Comentario al Nuevo Testamento Vol. 09 Corintios Comentario al Nuevo Testamento Vol. 10 Gálatas y Efesios Comentario al Nuevo Testamento Vol. 11 – Filipenses, Colosenses, 1ª y 2ª Tesalonicenses Comentario al Nuevo Testamento Vol. 12 1ª y 2ª Tim., Tito, Fil. Comentario al Nuevo Testamento-Barclay Vol. 13 – Hebreos Comentario al Nuevo Testamento Vol. 14 Santiago y Pedro Comentario al Nuevo Testamento Vol. 15 1ª,2ª,3ª Juan y Judas Comentario al Nuevo Testamento Vol. 16 Apocalipsis I Comentario al Nuevo Testamento Vol. 17 Apocalipsis II Comentario al Nuevo Testamento-Barclay Vol. 7 – Hechos.
Datos Biográphicos:
- (1907-1978) nació el 5 de diciembre en Wick (Escocia), en una familia de larga tradición evangélica. Su padre era banquero de profesión y predicador laico por vocación. El joven William acompañaba a su padre en muchos de sus compromisos de predicación. Sobre las rodillas de su madre fue entrando en el aspecto más personal y cálido de la fe.
Estudió en la Universidad y en el Trinity College de Glasgow, que completó con un semestre en la Universidad alemana de Marburgo.
El 20 de febrero de 1933 fue ordenado al ministerio de la Iglesia de Escocia. El 30 de junio contrajo matrimonio con kate Gillespie. Su primer y único pastorado fue en Trinity Church de Renfrew, donde permanecería casi catorce años (1933-47). Eran los días de la Depresión económica, “la era del Diablo”, como algunos la llamaban, con un alto índice de desempleo. Allí tuvo ocasión de desarrollar su teología de la vida común. Desde sus días de estudiante siempre le preocupó la relación entre el mundo de la Biblia y el del lector actual. La Iglesia creció de 1.074 a 1.418 miembros, y pasó de 28 a 40 ancianos.
En 1947 fue llamado a dar clases de lengua y literatura del Nuevo Testamento en la Universidad de Glasglow, lo cual hizo hasta su jubilación en 1974. Nunca buscó ser original, ni teológicamente creativo, sino un fiel expositor del texto bíblico, desde las alturas del siglo XX. “Soy muy consciente —decía— de que no soy un teólogo. Quiero decir, sé lo que puedo dar. Soy un buen lingüista y un buen conocedor del trasfondo e historia del NT, pero me desenvuelvo muy mal con ese lado de la teología que Tillich llamaba «conceptualización».”
En su vida personal quedó muy afectado por la muerte de hija, ahogada en el mar en agosto de 1956, “ese día hubo dolor en corazón de Dios”, dijo expresando sus propios sentimientos.
Polémico en su posición doctrinal, no ocultó sus dudas sobre muchos aspectos de la ortodoxia cristiana. Mantuvo la creencia en la salvación para todos (universalismo), en línea con Orígenes. Consideró los milagros de Jesús como símbolos de poder ultratemporales, de lo que Dios puede hacer en el mundo presente. Según el profesor Donald MacLeod, “la verdad es que Barclay parece haber permanecido siempre, hasta el fin, emocionalmente evangélico, pero intelectualmente su posición cambió drásticamente” (Evangelical Times, abril 1985). Su objetivo fue ser relevante a sus contemporáneos, con todos los riesgos y dificultades que supone semejante tarea.
Su nombre es recordado con con respeto y agradecimiento por los lectores de su comentario exegético y práctico del Nuevo Testamento, que conoció un éxito mundial sin precedentes. En él se da una perfecta combinación entre la interpretación del texto bíblico y su aplicación juiciosa y relevante para el lector moderno. Fue un gran comunicador, sea que lo hiciera por escrito o por las cámaras de televisión o micrófonos de radio o en la prensa diaria; Barclay lo llenaba todo con su presencia y con su voz. Su influencia se hizo sentir y amar por doquier. Su ejemplo de humildad no conocía límites. En todo se comportó como una persona dispuesta a servir, a negarse a sí mismo.
Aquejado de una larga enfermedad murió el 24 de enero de 1978. “Cuando me muera, me gustaría abandonar la habitación sin quejas, pues lo que importa no es lo que dejo, sino el lugar donde voy.”
Glasgow, William Barclay, es uno de los comentaristas más apreciados y reconocidos del siglo XX. Sus constantes referencias y citas de otros grandes autores de la fe cristiana y de manera especial de los Padres de la Iglesia, aporta a su trabajo una autoridad y valor fuera de lo común. Su COMENTARIO AL NUEVO TESTAMENTO es una obra documentada, informativa, edificante y relevante, que se ha convertido en un clásico para todos los estudiosos de la Biblia.
William Barclay explica las palabras difíciles, describe con todo detalle los lugares y los objetos, y hace hablar a los personajes en un lenguaje que podamos entender ahora. No camufla las dificultades ni soslaya los desafíos, porque lo que quiere es hacernos comprender la perenne actualidad del evangelio. Su propósito es poner los resultados de la más profunda investigación bíblica al alcance de los lectores que no tienen estudios teológicos, demostrando que Jesucristo no es meramente un personaje histórico, sino Alguien con Quién podemos tener un encuentro personal, de cuya compañía y amistad podemos gozar, y cuyas enseñanzas siguen siendo válidas y relevantes en todos los aspectos de la vida. Como lo expresa en una antigua oración inglesa que Barclay coloca como lema en muchos de sus libros: «ayudarnos a conocer a Jesucristo más íntimamente, amarle más entrañablemente y seguirle más fielmente»
La presente edición en un solo tomo de esta importante obra, traducida magistralmente al español por Alberto Araujo, aporta además de una mayor facilidad de adquisición y manejo por parte del pueblo cristiano en el mundo de habla hispana, la ventaja de la unificación de índices y bibliografías:
ÍNDICE ANALÍTICO DE CONCEPTOS Y PERSONAJES, con más de 4.000 entradas, constituye un diccionario completo y una herramienta utilísima para pastores, predicadores y estudiantes, que permite explorar en profundidad el contenido del Comentario y con ello todo el texto del Nuevo Testamento partiendo de la idea a la palabra y de la palabra a la idea.
ÍNDICE DE PATRÍSTICA, LITERATURA JUDAICA, APOCALÍPTICA, TEXTOS APÓCRIFOS Y CÓDICES, que aporta un acceso fácil de todas las fuentes citadas para analizar su vinculación con el texto del NT.
ÍNDICE DE PALABRAS HEBREAS GRIEGAS Y LATINAS, partiendo de su transcripción fonética aproximada, para ver como se pronunciaban cuando se escribió el N.T.
BIBLIOGRAFÍA, con una amplia selección de libros en español que se recomiendan como fuentes complementarias para el estudio, tanto de todo el N.T. como de cada libro en particular.
Frederick Fyvie Bruce
La epístola a los Hebreos (NC/E); Defensa apostólica del Evangelio (Certeza); Israel y las naciones (PE); El mensaje del Nuevo Testamento (Certeza); ¿Son fidedignos los documentos del Nuevo Testamento? (Caribe). Memorias: In Restrospect, Remembrance of Thing Past, F.F. Bruce. Pickering & Inglis, Londres 1980.
Datos Biográphicos:
- el 12 de octubre de 1910 en Elgin (Escocia), en una familia perteneciente a las Asambleas de Hermanos. Su padre era predicador itinerante de las mismas. Fue bautizado y admitido en la membresia de su congregación local en septiembre de 1928. Bruce permaneció fiel a su denominación el resto de su vida. “Por mi propia experiencia con los Hermanos puedo decir que son el lugar ideal donde un teólogo laico puede poner sus dones al servicio de la iglesia” (Restrospect, p. 285).
Amante de la Biblia y de las lenguas clásicas, comenzó a estudiar griego y latín a la vez, a la edad de 10 años. En octubre de 1928 ingresó en la Universidad de Aberdeen. También estudió en la Universidad de Cambridge (Inglaterra, 1932-34) y en la de Viena (Austria, 1934-35), para sus estudios de graduación y doctorado, realizados con brillantez.
Impartió clases de griego en las universidades de Edimburgo (1935-38) y Leeds (1938-47). Profesor de Historia Bíblica y Literatura en la Universidad de Sheffield (1947-59), y profesor de Criticismo Bíblico y Exégesis en la Universidad e Manchester (1959-78).
Dictó conferencias en prestigiosas universidades de todo el mundo, como Marburgo (Alemania), Amsterdam (Holanda), Auckland (Nueva Zelanda) y Makerere (Uganda); y en seminarios teológicos como el Calvino de Grand Rapids (EE.UU.) y el Unión de Nueva York (EE.UU.).
Presidente electo de la importante Sociedad de Estudios del Antiguo Testamento y de la Sociedad del Nuevo Testamento.
Escribió cerca de 50 libros y varios miles de artículos, ensayos y reseñas. Su comentario a Hechos de los Apóstoles en el texto griego (1951) marcaron el comienzo de una nueva era en los estudios bíblicos, para el mundo evangélico, al ser considerado seriamente por la comunidad académica.
Aunque nunca estudió teología formalmente, fue un gran lector de ella y la Universidad de Aberdeen le confirió un doctorado honorífico en divinidades en 1957.
Casado con Betty Davidson, también de los Hermanos y buena conocedora de griego, tuvieron un hijo y una hija. Bruce murió de cáncer en su casa de Buxton (Derbyshire, Inglaterra), el día 11 de septiembre de 1990.
“Lo que más impresión me causa es la claridad creciente con la que veo la gracia justificante de Dios, como el fundamento de mi pensamiento y de mi vida; accesible al ser humano por el sacrificio vicario de Cristo, apropiado por la fe. No puedo recordar un día en que no creyera esto como la esencia del Evangelio… Muchas de mis ideas son realmente conservadoras, pero las defiendo no porque son conservadoras -menos aún porque yo lo sea-, sino porque creo que son la postura a la que conduce la evidencia” (Restrospect, p. 309).
Miguel Servet
Miguel Servet, llamado también Miguel de Villanueva, Michel de Villeneuve o, en latín, Michael Servetus (su nombre auténtico era Miguel Serveto y Conesa, alias «Revés») (Villanueva de Sigena, Huesca,[1] 29 de septiembre de 1511[2] – Ginebra, 27 de octubre de 1553) fue un teólogo y científico español.
Sus intereses abarcaron muchas ciencias: astronomía, meteorología, geografía, jurisprudencia, teología y el estudio de la Biblia, matemáticas, anatomía y medicina. Parte de su fama posterior se debe a su trabajo sobre la circulación pulmonar descrita en su obra Christianismi Restitutio.
Participó en la Reforma Protestante y desarrolló una cristología contraria a la Trinidad. Repudiado tanto por los católicos como por los protestantes fue arrestado en Ginebra, sometido a juicio y condenado a morir en la hoguera por orden del Consejo de la ciudad y las iglesias reformadas de los cantones, cuando en ella predominaba la influencia de Juan Calvino.
Contenido
1 Nacimiento y años de formación
2 Primeras obras teológicas
2.1 De los errores acerca de la Trinidad: estructura y contenido
2.2 Diálogos sobre la Trinidad y De la Justicia: estructura y contenido
3 Tiempo de ocultación
4 La Restitución del Cristianismo
5 Juicio en Ginebra y muerte
6 Consecuencias de la ejecución de Servet
7 Monumentos e instituciones a la memoria de Miguel Servet
8 Adaptaciones
9 Referencias
10 Enlaces externos
10.1 Ediciones en la red
Nacimiento y años de formación
Fachada de la casa natal de Miguel Servet en Villanueva de Sigena, sede del Instituto de Estudios Sijenenses “Miguel Servet”/Michael Servetus Institute y centro de investigación de su vida y obra.
Actualmente existe un consenso casi general en situar el lugar de nacimiento de Servet en Villanueva de Sigena, aunque hay investigadores que mantienen la opinión de que nació en Tudela de Navarra, basándose en los documentos en que Servet se atribuía dicho origen mientras mantenía en Francia la falsa identidad de Michel de Villeneuve, que haría alusión a su localidad natal, Villanueva de Sigena, donde se conserva la casa familiar, hoy convertida en centro de interpretación.[3]
Fue hijo de Antón Serveto, noble infanzón[4] y notario del Monasterio de Sigena, y de Catalina Conesa, que por línea materna descendía de la familia judeoconversa de los Zaporta. Tenía dos hermanos menores: Pedro, quien continuó con la notaría paterna, y Juan, que fue ordenado sacerdote.
Joven con dotes sobresalientes para las letras y gran conocedor del latín, griego y hebreo, Miguel abandonó su población de origen para ampliar estudios, quizá en el castillo de Montearagón.[5] Es aceptado como pupilo por fray Juan de Quintana, quien llegaría a ser confesor de Carlos I. Tras una estancia en Tolosa (Francia) para realizar estudios de Derecho, donde entra por primera vez en contacto con círculos próximos a la Reforma, viaja con Quintana por Italia y Alemania como parte del séquito imperial y presencia la coronación de Carlos V como emperador en Bolonia (1530).
Primeras obras teológicas
Posteriormente abandona a su mentor e inicia un periplo por varias ciudades de Centroeuropa afines al naciente protestantismo. Establece una relación cada vez más difícil y polémica con algunos líderes reformadores, como Ecolampadio de Basilea, y se dirige más tarde a Estrasburgo, donde se relaciona con Bucer, y a Hagenau (ciudad alsaciana entonces perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico).
En 1531 publica De Trinitatis Erroribus (De los errores acerca de la Trinidad), que produjo gran escándalo entre los reformadores alemanes.[5] Tampoco caló bien en su patria, ya que Servet tuvo la osadía de enviar una copia al obispo de Zaragoza, quien no tardó en solicitar la intervención de la Inquisición. El año siguiente publicó Dialogorum de Trinitate (Diálogos sobre la Trinidad), acompañado de una obra suplementaria, De Iustitia Regni Christi (Sobre la Justicia del Reino de Dios). Otro opúsculo atribuido a Servet, aunque de datación imprecisa, es Declarationis Iesu Christi Filii Dei (Declaración de Jesucristo Hijo de Dios), también conocido como «Manuscrito de Stuttgart».[6]
De los errores acerca de la Trinidad: estructura y contenido
Edición de los Errores acerca de la Trinidad.
En esta obra, dividida en siete libros o capítulos, Servet argumenta que el dogma de la Trinidad carece de base bíblica, ya que no se halla en las Escrituras, sino que es fruto posterior de elucubraciones de «filósofos». Basándose en abundantes citas de la Biblia, Servet concluye que Jesús es hombre en tanto que nacido de mujer, por más que su nacimiento fuese milagroso. A su vez, Jesús es también hijo de Dios, en tanto que su nacimiento es el fruto de la fecundación por el Logos divino de la Virgen María.
Niega así Servet, por tanto, que el Hijo sea eterno, ya que fue engendrado como tal en la encarnación, aunque es divino por gracia de Dios, su Padre. Tampoco es, pues, una Persona de la Trinidad, cuya existencia niega vehementemente definiéndola como «tres fantasmas» o «Perro Cerbero de tres cabezas». Asimismo califica a los que creen en tal doctrina como «ateos, es decir, sin Dios» y «triteístas». A su vez, el Espíritu Santo no sería una tercera Persona trinitaria, sino la fuerza o manifestación del espíritu de Dios tal como actúa en el mundo a través de los hombres.
Diálogos sobre la Trinidad y De la Justicia: estructura y contenido
Obra de tamaño y ambición inferiores a Errores…, Diálogos está estructurada en dos libros como una conversación ficticia entre dos personajes: Miguel (el propio autor) y un tal Petrucho. Según Servet, la escribe para despejar las dudas e inquietudes sembradas por su obra anterior, que a su juicio se deben «a mi propia impericia y a la negligencia del tipógrafo». A diferencia de lo afirmado en Errores…, Servet dice que Jesús no es sólo divino por gracia, sino también por naturaleza, aunque aclara que sólo en tanto que participa de la sustancia divina de su Padre.
A su vez, en el opúsculo De la Justicia del Reino de Dios incluido al final, explica entre otras cosas la complementariedad entre fe y caridad, pues, aunque la justificación del creyente es sólo por la fe, la caridad y las buenas obras son encomiables y complacen a Dios, aspecto en el que se diferencia claramente de Lutero y otros reformadores protestantes. Al final se encuentra uno de los textos por los que Servet es considerado como adalid de la tolerancia y la libertad de conciencia, ya que afirma que «ni con estos ni con aquellos estoy de acuerdo en todos los puntos, ni tampoco en desacuerdo. Me parece que todos tienen parte de verdad y parte de error y que cada uno ve el error del otro, mas nadie el suyo… Fácil sería decidir todas las cuestiones si a todos les estuviera permitido hablar pacíficamente en la iglesia contendiendo en deseo de profetizar».[7]
Tiempo de ocultación
Miguel Servet se dirige a Lyon. Había estado brevemente en París, donde un encuentro previsto, pero finalmente no efectuado, con Calvino se transforma en el inicio de una relación epistolar entre ambos. Servet llega a Lyon con una nueva identidad, Michel de Villeneuve, supuestamente originario de Tudela de Navarra, para evitar las persecuciones de la Inquisición española. Estuvo empleado en una imprenta, primero como corrector de pruebas. En 1535 le encargaron la publicación y anotación de la Geografía de Claudio Ptolomeo, lo que llevó a cabo dando pruebas de su gran erudición. En Lyon fue la etapa más feliz de su vida. Conoció al médico Symphorien Champier, quien le anima a estudiar Medicina y fue a París.
En 1537 se matricula en la Universidad de París para estudiar Medicina. Allí estudia junto a los grandes médicos de la época, enseñando Matemáticas y Medicina en la Universidad. Sin embargo, pronto se encuentra en dificultades, puesto que dicta un curso de Astrología, en el que defendía la influencia de las estrellas en los eventos futuros (astrología judiciaria), lo cual, junto con un opúsculo en el que describe el uso de jarabes para administrar los remedios de la época, le enfrenta con la comunidad universitaria.
Deja de nuevo París y reside en diversas localidades de Francia, hasta que en Lyon se encuentra con el arzobispo de Viena del Delfinado, Pedro Palmier, al que había conocido previamente en París. De esta forma entra a su servicio como médico personal en 1541.[5]
La Restitución del Cristianismo
Portada de su obra Christianismi restitutio (1553).
En Vienne de Isère, Servet se dedica a proseguir sus estudios y publicaciones y prepara en secreto la que será su obra cumbre. Prosigue su correspondencia con Calvino, a quien envía una primera versión de su libro, Christianismi Restitutio (Restitución del Cristianismo), de carácter fundamentalmente teológico, en espera de sus comentarios (1546). El concepto de cristianismo ahí expuesto es cercano al panteísmo. Cristo está en todas las cosas. El mundo está lleno con él. Se mostraba también contrario al bautismo de los niños, puesto que el bautismo debe ser un acto maduro y consciente de discipulado cristiano, lo que le acerca a las posiciones anabaptistas. Sobre la edad adecuada para recibir el bautismo, sugirió seguir el ejemplo de Jesús: Jesucristo fue él mismo bautizado cerca de los treinta años.
Curiosamente el libro pasaría a la posteridad por contener en su «Libro V» la primera exposición en el Occidente cristiano de la función de la circulación pulmonar o menor: según Servet, la sangre es transmitida por la arteria pulmonar a la vena pulmonar por un paso prolongado a través de los pulmones, en cuyo curso se torna de color rojo y se libera de los vapores fuliginosos por el acto de la espiración. Servet sostenía que el alma era una emanación de la Divinidad y que tenía como sede a la sangre. Gracias a la sangre, el alma podía estar diseminada por todo el cuerpo, pudiendo asumir así el hombre su condición divina. Por tanto, los descubrimientos relativos a la circulación de la sangre tenían un impulso más religioso que científico. De ahí que la descripción de la circulación pulmonar esté dentro de una obra de teología y no de una de fisiología. Para Servet no había diferencia entre ambos ámbitos, dado que todo obedecía a un mismo gran designio divino.[8]
En respuesta, Calvino le conmina a leer su propio libro Institutio religionis Christianae (Institución de la Religión Cristiana), publicado en 1536. Servet leyó el libro de Calvino e hizo anotaciones muy críticas en los márgenes del libro, devolviéndole la copia corregida, lo que desagradó enormemente al reformador, quien avisó que si Servet ponía los pies en Ginebra «no saldría vivo de ella».[9]
Finalmente, Christianismi Restitutio es publicado anónimamente a principios de 1553, de nuevo con gran escándalo. Un calvinista de Ginebra escribe a un amigo católico revelándole que el autor del libro es el hereje Miguel Servet, oculto bajo la falsa identidad de Villeneuve.[10] Se sospecha que detrás de esta denuncia podría estar el propio Calvino, quien había tenido acceso al texto gracias al mismo Servet. La Inquisición de Lyon recibe parte de la correspondencia intercambiada entre ellos, tras lo cual Servet es detenido, interrogado y encarcelado en Vienne. El 7 de abril, sin embargo, logra evadirse y el 17 de junio es sentenciado a muerte in absentia, siendo quemado en efigie.
Juicio en Ginebra y muerte
Monumento a Servet en la plaza del Ayuntamiento de Annemasse (Francia), villa situada a 4 km de Ginebra, al otro lado de la frontera franco-suiza. La inscripción bajo la escultura dice: a Miguel Servet, apóstol de las libres creencias, nacido en Villanueva de Aragón el 20 de septiembre de 1511, quemado simbólicamente en Viena por la Inquisición Católica el 17 de junio de 1553 y quemado vivo en Ginebra el 27 de octubre de 1553 a instigación de Calvino
Posiblemente mientras iba rumbo a Italia, por alguna razón Servet acaba haciendo una estancia en Ginebra, donde fue reconocido en la iglesia donde predicaba el propio Calvino (13 de agosto). La ciudad se regía por los principios de la Reforma tal como Calvino los había definido en sus Ordenanzas eclesiásticas, basadas en su obra magna, Institución de la religión cristiana.[11] Servet fue detenido y juzgado por herejía (por su negación dela Trinidad y por su defensa del bautismo a la edad adulta).
Servet sufrió grandes penalidades durante su cautiverio, como atestigua su carta al Consejo de Ginebra de 15 de septiembre de 1553.[12] Durante el juicio, sostuvo diversos debates de carácter teológico. El 22 de septiembre, Servet escribe una última alegación en la que culpa a Calvino de hacer acusaciones falsas de herejía contra él y solicita que también sea detenido e interrogado como él, y concluye: “Estaré contento de morir si no le convenzo tanto de esto como de otras cosas de que le acuso más abajo. Os pido Justicia, Señores, Justicia, Justicia, Justicia.”[13] Finalizado el proceso, fueron consultadas las iglesias reformadas de los cantones de Zúrich, Schaffhausen, Berna y Basilea, tras lo cual el acusado fue condenado y sentenciado a morir en la hoguera el 27 de octubre de 1553. En una carta fechada el día anterior, Calvino comentaba a Farel que Servet iba a ser condenado sin discusión y conducido al suplicio, y aseguraba que él había intentado cambiar la forma de su ejecución, aunque inútilmente.[14]
La sentencia dictada en su contra por el Consejo (Petit Counseil) de Ginebra dice:[15]
Contra Miguel Servet del Reino de Aragón, en España: Porque su libro llama a la Trinidad demonio y monstruo de tres cabezas; porque contraría a las Escrituras decir que Jesús Cristo es un hijo de David; y por decir que el bautismo de los pequeños infantes es una obra de la brujería, y por muchos otros puntos y artículos y execrables blasfemias con las que el libro está así dirigido contra Dios y la sagrada doctrina evangélica, para seducir y defraudar a los pobres ignorantes.
Por estas y otras razones te condenamos, M. Servet, a que te aten y lleven al lugar de Champel, que allí te sujeten a una estaca y te quemen vivo, junto a tu libro manuscrito e impreso, hasta que tu cuerpo quede reducido a cenizas, y así termines tus días para que quedes como ejemplo para otros que quieran cometer lo mismo.
Newton
Newton fue profundamente religioso toda su vida. Hijo de padres puritanos, dedicó más tiempo al estudio de la Biblia que al de la ciencia.Un análisis de todo lo que escribió Newton revela que de unas 3.600.000 palabras solo 1.000.000 se dedicaron a las ciencias, mientras que unas 1.400.000 tuvieron que ver con teología. Se conoce una lista de cincuenta y ocho pecados que escribió a los 19 años en la cual se puede leer “Amenazar a mi padre y madre Smith con quemarlos y a la casa con ellos”.
Cuando regresó a Cambridge inició su correspondencia con el filósofo John Locke. Newton tuvo la confianza de confesarle sus opiniones acerca de la Trinidad y Locke le incitó a que continuara con sus manuscritos teológicos. Entre sus obras teológicas, algunas de las más conocidas son An Historical Account of Two Notable Corruption of Scriptures, Chronology of Ancient Kingdoms Atended y Observations upon the Prophecies. Newton realizó varios cálculos sobre el “Día del Juicio Final”, llegando a la conclusión de que este no sería antes del año 2060.
Newton era arrianistay creía en un único Dios, Dios Padre. En cuanto a los trinitarios, creía que habían cometido un fraude a las Sagradas Escrituras y acusó a la Iglesia Católica Romana de ser la bestia del Apocalipsis. Por estos motivos se entiende por qué eligió firmar sus más secretos manuscritos alquímicos como Jehová Sanctus Unus: Jehová Único Dios. Relacionó sus estudios teológicos con los alquímicos y creía que Moisés había sido un alquimista. Su ideología antitrinitaria le causó problemas, ya que estudiaba en el Trinity College en donde estaba obligado a sostener la doctrina de la Trinidad. Newton viajó a Londres para pedirle al rey Carlos II que lo dispensara de tomar las órdenes sagradas y su solicitud le fue concedida.
WALTER C. KAISER
Kaiser was born in 1933. Kaiser nació en 1933. He earned his AB from Wheaton College , his BD from Wheaton Graduate School, and both his MA and Ph.D. in Mediterranean studies from Brandeis University . Obtuvo su AB de Wheaton College , su BD de Wheaton Graduate School, y tanto su MA y Ph.D. en Estudios del Mediterráneo de la Universidad de Brandeis . Until 2006, he served as president of Gordon-Conwell Theological Seminary (GCTS). Hasta el año 2006, se desempeñó como presidente de Gordon-Conwell Theological Seminary (GCT). Previous to his appointment at GCTS he was academic dean and Professor of Old Testament at Trinity Evangelical Divinity School where he taught for more than twenty years. Antes de su nombramiento en los TCG fue decano académico y profesor de Antiguo Testamento en Trinity Evangelical Divinity School , donde enseñó durante más de veinte años. In 1977 he served as president of the Evangelical Theological Society . En 1977 se desempeñó como presidente de la Sociedad Teológica Evangélica . A recipient of the Danforth Teacher Study Grant, Kaiser is a member of the Wheaton College Scholastic Honor Society. El beneficiario de la beca de estudios Maestro Danforth, el Kaiser es miembro dela Sociedad de Honor Wheaton College Scholastic.
Prior to coming to Gordon-Conwell, Kaiser taught Bible and archeology at Wheaton College and taught at Trinity Evangelical Divinity School in several capacities. Antes de llegar a Gordon-Conwell, Kaiser enseña la Biblia y la arqueología en el Wheaton College y profesor en Trinity Evangelical Divinity School en varias capacidades. In addition to teaching in the Old Testament department, he was senior vice president of education, academic dean, and senior vice president of distance learning and ministries. Además de la enseñanza en el departamento del Antiguo Testamento, fue vicepresidente senior de la educación, decano académico y vicepresidente senior de aprendizaje a distancia y los ministerios. Kaiser currently serves on the boards of several Christian organizations. Kaiser Actualmente es miembro de las juntas de varias organizaciones cristianas.
Kaiser has contributed to such publications as Journal for the Study of the Old Testament , Journal of the Evangelical Theological Society , Christianity Today , Westminster Theological Journal , and Evangelical Quarterly . Kaiser ha contribuido a publicaciones como la Revista de Estudios del Antiguo Testamento , Revista de la Sociedad Teológica Evangélica , Christianity Today , Westminster Theological Journal , y trimestral Evangélica . He has also written numerous books, including Toward an Old Testament Theology ; Ecclesiastes: Total Life ; Toward an Exegetical Theology: Biblical Exegesis for Preaching and Teaching ; Hard Sayings of the Old Testament ; Communicator’s Commentary: Micah to Malachi ; Leviticus in The New Interpreter’s Bible ; Exodus in the Expositor’s Bible Commentary ; The Messiah in the Old Testament ; A History of Israel ; and co-authored An Introduction to Biblical Hermeneutics: The Search for Meaning . También ha escrito numerosos libros, entre ellos Hacia una Teología del Antiguo Testamento, el Eclesiastés: La vida total, Hacia una teología exegética: Exégesis Bíblica para la Predicación y Enseñanza; dichos duros del Antiguo Testamento, Comentario del comunicador: Miqueas de Malaquías, el Levítico, en el intérprete de Nueva Biblia, Éxodo, en el Comentario Bíblico Expositor; El Mesías en el Antiguo Testamento, Historia de Israel, y co-autor de Introducción a la hermenéutica bíblica: la búsqueda de sentido.
Kaiser and his wife, Marge, currently reside in South Hamilton, Massachusetts. Kaiser y su esposa, Marge, que actualmente reside en South Hamilton, Massachusetts. They have three sons, one daughter, four granddaughters, and three grandsons. Ellos tienen tres hijos, una hija y nietas cuatro, y tres nietos.
Publicaciones
Classical Evangelical Essays in Old Testament Interpretation (1972) Ensayos clásica evangélica en la interpretación del Antiguo Testamento (1972)
Toward Old Testament Theology (1978) Hacia la teología del Antiguo Testamento (1978)
Ecclesiastes: Total Life (1979) Eclesiastés: Total Life (1979)
Toward an Exegetical Theology (1981) Hacia una teología exegética (1981)
A Biblical Approach to Personal Suffering (1982) Un enfoque bíblico con el sufrimiento personal (1982)
Toward Old Testament Ethics (1983) Hacia la ética del Antiguo Testamento (1983)
Malachi: God’s Unchanging Love (1984) Malaquías: inmutable amor de Dios (1984)
The Uses of the Old Testament in the New (1985) Los usos del Antiguo Testamento en el Nuevo (1985)
Quest for Personal Renewal: Revival in the Old Testament (1986) Búsqueda de una renovación personal: Revival en el Antiguo Testamento (1986)
Quality Living (1986) La calidad de vida (1986)
Toward a Rediscovery of the Old Testament (1987) Hacia un redescubrimiento del Antiguo Testamento (1987)
Hard Sayings of the Old Testament (1988) Dichos duro del Antiguo Testamento (1988)
Back toward the Future: Hints for Interpreting Biblical Prophecy (1989) Hacia el futuro: Sugerencias para la interpretación de la profecía bíblica (1989)
Commentary on “Exodus” in The Expositor’s Bible Commentary (1990) Comentario sobre “Exodus” en el comentario del Expositor de la Biblia (1990)
Toward Rediscovering the Old Testament (1991) Hacia el redescubrimiento del Antiguo Testamento (1991)
More Hard Sayings of the Old Testament (1992) Dichos más duro del Antiguo Testamento (1992)
Communicator’s Commentary: Micah-Malachi (1992) Comunicador Comentario: Miqueas, Malaquías (1992)
Introduction to Biblical Hermeneutics (co-authored with M. Silva) (1994) Introducción a la hermenéutica bíblica (en coautoría con M. Silva) (1994)
Commentary on “Leviticus” in The New Interpreter’s Bible (1994) Comentario sobre “Levítico” en la Biblia del Nuevo intérprete (1994)
Messiah in the Old Testament (1995) Mesías en el Antiguo Testamento (1995)
Psalms (1995) Salmos (1995)
Proverbs (1995) Proverbios (1995)
A History of Israel: From the Bronze Age Through the Jewish Wars (1998) Una historia de Israel: de la Edad del Bronce a través de la guerra de los judíos (1998)
The Christian and the Old Testament (1998) El cristiano y el Antiguo Testamento (1998)
Five Views on Law and Gospel (contributor) (1999) Cinco puntos de vista sobre la Ley y el Evangelio (colaborador) (1999)
Mission in the Old Testament (2000) Misión en el Antiguo Testamento (2000)
The Old Testament Documents: Are They Reliable & Relevant? (2001) Los documentos del Antiguo Testamento: ¿Son fiables y relevantes (2001)?
Revive Us Again (2001) Revive con nosotros otra vez (2001)
The Promise of God: God’s Unchangeable Purpose Through Human History with George Bristow (2001) La promesa de Dios: propósito inmutable de Dios A través de la historia humana con George Bristow (2001)
Micah/Nahum/Habakkuk/Zephaniah/Haggai/Zechariah/Malachi (The Preacher’s Commentary) (2002) Miqueas / Nahum / Habacuc / Sofonías / Hageo / Zacarías / Malaquías (Comentario del predicador) (2002)
Preaching and Teaching from the Old Testament (2003) La predicación y la enseñanza del Antiguo Testamento (2003)
The Christian and the Old Testament (2003) El cristiano y el Antiguo Testamento (2003)
The Archaeological Study Bible (General Editor) (2006) La Biblia de Estudio Arqueológico (General Editor) (2006)
The Majesty of God in the Old Testament: A Guide for Preaching and Teaching (2007) La majestad de Dios en el Antiguo Testamento: Una guía para la Predicación y Enseñanza (2007)
The Promise-Plan of God: A Biblical Theology of the Old and New Testaments (2008) La promesa-Plan de Dios: Una teología bíblica del Antiguo Testamento y el Nuevo (2008)
Three Views on the New Testament Usage of the Old Testament (2008) with Kenneth Berding, Jonathan Lunde, and Stanley N. Gundry Tres puntos de vista sobre el uso del Nuevo Testamento del Antiguo Testamento (2008), con Kenneth Berding, Lunde Jonathan, y Stanley N. Gundry
What Does the Lord Require: A Guide for Preaching and Teaching Biblical Ethics (2009) ¿Qué requiere el Señor: Una guía para la Predicación y enseñanza de la ética bíblica (2009)
Recovering the Unity of the Bible: One Continuous Story, Plan, and Purpose (2009) Recuperación de la Unidad de la Biblia: una historia continua, Plan y Propósito (2009
Four Views on Moving Beyond the Bible to Theology (2009) with Daniel M. Doriani, Kevin J. Vanhoozer and William J. Webb Cuatro puntos de vista sobre el logro más allá de la Biblia a la Teología (2009) con Daniel M. Doriani, Kevin J. Vanhoozer y William J. Webb
EUSEBIO DE CESAREA
Eusebio de Cesarea (c. 275 – 30 de mayo de 339, probablemente en Cesarea), también conocido como Eusebius Pamphili “Eusebio, amigo de Pánfilo”. Fue obispo de Cesarea y se le conoce como el padre de la historia de la Iglesia porque sus escritos están entre los primeros relatos de la historia del cristianismo primitivo. Su nombre está unido a una curiosa creencia sobre una supuesta correspondencia entre el rey de Edesa, Abgaro y Jesucristo. Eusebio había encontrado las cartas, e inclusive las copió para su Historia Ecclesiae.
1 Biografía
2 Obras
2.1 Obras que versan la crítica bíblica
2.2 La Crónica
2.3 La Historia de la Iglesia
2.4 Obras históricas menores
2.5 Apologías y obras dogmáticas
2.6 Obras exegéticas y otras
3 Comentarios concernientes a Eusebio
3.1 Su doctrina
3.2 Excelencia y limitaciones
4 Véase también
5 Referencias
6 Bibliografía
7 Enlaces externos
Biografía
La fecha y el lugar exacto de su nacimiento son inciertos y se sabe poco de su juventud. Conoció al presbítero Doroteo (presbítero) en Antioquía y, probablemente, recibió de él instrucción exegética. En 296, estando en Palestina, vio a Constantino I, que visitaba la provincia con Diocleciano. Estuvo en Cesarea cuando Agapio era obispo del lugar. Se hizo amigo de Pánfilo, con quien estudió la Biblia, con la ayuda de la Hexapla de Orígenes y de los comentarios compilados por Pánfilo, en la tentativa de escribir una versión crítica del Antiguo Testamento.
En el año 307, Pánfilo fue encarcelado, pero Eusebio continuó el proyecto que con él había comenzado. El resultado fue una apología de Orígenes, terminada por Eusebio después de la muerte de Pánfilo, que fue enviada a los mártires en las minas de Faeno, en Egipto. Parece que, después se retiró hacia Tiro y más tarde hacia Egipto, donde padeció la persecución por primera vez. La acusación de que obtuvo su libertad sacrificando a los dioses paganos parece no tener fundamento.
Se vuelve a mencionar a Eusebio como obispo de Cesarea. Sucedió a Agapio, después de 313, aunque no se sabe la fecha exacta. Se sabe poco de los primeros tiempos de su obispado. No obstante, con el inicio de la controversia del arrianismo, toma súbitamente un lugar destacado. Arrio le pidió protección. Según una carta que Eusebio escribió a Alejandro de Alejandría, es evidente que no negó refugió al presbítero exiliado. Cuando el Primer Concilio de Nicea se reunió en el 325, tuvo cierto protagonismo. No era un líder nato, ni tampoco un pensador profundo, pero como hombre bastante instruido el autor y famoso Eusebio, cayó en la gracia del emperador, y acabó por sobresalir entre los más de 300 miembros que se reunieron en el Concilio. Tomó una posición moderada en la controversia, y presentó el símbolo (credo) bautismal de Cesarea que acabó por convertirse en la base del Credo de Nicea. Al final del Concilio, Eusebio suscribió sus decretos.
La controversia arriana continuó a pesar de la realización del Concilio y Eusebio se mantuvo envuelto en la cuestión. Por ejemplo, entró en disputa con Eustaquio de Antioquía, que se oponía a la creciente aceptación de las teorías de Orígenes, y en especial porque éste había expuesto una exégesis alegórica de las escrituras, lo que interpretaba como el origen teológico del arrianismo. Eusebio, como admirador de Orígenes, fue reprendido por Eustaquio, quien le acusó de alejarse de la fe de Nicea. Eusebio respondió acusando a Eustaquio de seguir las ideas del sabelismo. Eustaquio fue acusado, condenado y depuesto en un sínodo en Antioquía. Gran parte del pueblo de Antioquía se rebeló en contra de esta decisión eclesiástica, mientras que los que estaban en contra de Eustaquio proponían que se nombrase a Eusebio como nuevo obispo. Éste por su parte, rechazó la oferta.
Después que Eustaquio fue depuesto, sus seguidores se volvieron contra Atanasio de Alejandría, un oponente mucho más peligroso. En el 334, Atanasio fue intimado a comparecer frente a un sínodo en Cesarea. Él no compareció. Al año siguiente, se convocó otro sínodo en Tiro, presidido por Eusebio. Atanasio, previendo el resultado, se dirigió a Constantinopla, donde presentó su causa al emperador. Constantino convocó a los obispos para su corte, entre los cuales estaba Eusebio. Atanasio fue condenado al exilio a finales del 335. En ese mismo sínodo, otro oponente fue atacado con éxito. Marcelo de Ancira hacía mucho que luchaba contra los eusebianos, protestando contra la rehabilitación de Arrio. Acusado de sabelianismo, fue depuesto en el 336. Constantino murió al año siguiente. Eusebio no le sobrevivió mucho tiempo. Murió (probablemente en Cesarea), en 340, o más tarde, siendo probable que haya muerto el 30 de mayo de 339.
Obras
De la extensa actividad literaria de Eusebio una parte relativamente grande perduró. Aunque era considerado sospechoso de arrianismo, sus escritos resultaban indispensables, debido a que Eusebio solía emplear citas textuales de obras que no sobrevivieron a su época, como las de Hegesipo de Jerusalén.
Tablas de concordancia de los Evangelios, por Eusebio de Cesarea.
Las obras literarias de Eusebio reflejan el curso de su vida. Al principio se dedicó a la crítica de los textos bíblicos, bajo la influencia de Pánfilo y probablemente de Doroteo, de la escuela de Antioquía. Con las persecuciones de Diocleciano y de Galerio, dirigió su interés hacia los mártires (tanto los de su época, como los anteriores). Ese interés lo llevó a escribir, prácticamente, una historia de la Iglesia y, también una historia universal, que, según el punto de vista de Eusebio, sería apenas la base para la historia eclesiástica. Nótese que para Eusebio, la Iglesia aparece como el motor de la Historia de la Humanidad.
Con las controversias arrianas, el interés de Eusebio pasó a las cuestiones dogmáticas. La cristiandad era finalmente reconocida por el Estado. Eso trajo, no obstante, nuevos problemas. Apologías diferentes de las anteriores se volvían necesarias. Por fin, Eusebio, en su papel de teólogo de la corte imperial, escribe panegíricos hiperbólicos dedicados al emperador cristiano. A todas estas actividades, ha de acrecentar muchos otros textos de naturaleza diversa, en la que resalta su correspondencia, más allá de trabajos exegéticos donde se incluyen comentarios y tratados sobre arqueología bíblica que se extienden durante todo el período de su vida literaria, dando fe de aquello por lo que Eusebio vendría a ser reconocido por casi todos, independientemente de la opinión teológica que profesasen: su larga erudición.
Obras que versan la crítica bíblica
Pánfilo y Eusebio se ocuparon juntos de la lectura crítica de las Escrituras tal como eran presentadas en la versión de la Biblia llamada la Septuaginta. Se dedicaron al estudio del Antiguo Testamento y especialmente el Nuevo Testamento. Efectivamente, parece que uno de los manuscritos de la Septuaginta preparado por Orígenes, habría sido trabajado y revisado por los dos según San Jerónimo.
Para facilitar la búsqueda de los textos evangélicos, Eusebio dividió la versión de las Escrituras que tenía en su poder en párrafos que remetían en una tabla sinóptica, para así encontrar los versículos que se referían mutuamente.
La Crónica
Las dos grandes obras históricas de Eusébio son la Crónica y La Historia de la Iglesia. La primera (en griego, Pantodape historia, o sea, Historia Universal) está dividida en dos partes. La primera parte (en griego: Chronographia, o sea Anales o cronología) pretende ser un compendio de historia universal, organizada según las diversas naciones, recogiendo las fuentes históricas que Eusebio pesquisó arduamente. La segunda parte (en griego, Chronikoi kanones, o sea, Cánones cronológicos) intenta establecer sincronismos de los documentos históricos en columnas paralelas. Es uno de los ejemplos más antiguos de lo que es frecuente, hoy en día, en las obras de referencia, como enciclopedias, donde las tablas cronológicas son un instrumento de trabajo y consulta.
El trabajo original, completo, está perdido. Pudo, sin embargo, ser reconstruido a partir de los extractos copiados (epítomes), con incansable diligencia, por los cronólogos de la escuela bizantina, especialmente Jorge Sincelo, el Monje. Las tablas cronológicas de la segunda parte fueron preservadas totalmente en una traducción hecha por San Jerónimo, y las dos partes existen también en una traducción en armenio, aunque su valor es discutible debido a las alteraciones respecto al original que podrían haber sido hechas por los traductores. La Crónica, tal como la conocemos, se extiende hasta el año 325 y fue escrita antes de la Historia de la Iglesia.
La Historia de la Iglesia
En su Historia de la Iglesia o Historia Eclesiástica (en griego, Θεοφάνεια, lit. Manifestación (o visión) de Dios), Eusebio trató, de acuerdo con sus propias palabras, (I, i.1), de presentar la historia de la Iglesia desde los apóstoles (historia conocida como “Hechos de los Apóstoles”) hasta sus días, teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
la sucesión de los obispos en los sínodos principales;
la historia de los Doctores de la Iglesia;
la historia de las herejías;
la historia de los judíos;
las relaciones con los paganos;
el martirologio.
Agrupó su material de acuerdo con los reinados de los emperadores, presentándolo tal como lo encontró en sus fuentes. El contenido consistía en:
Libro I: introducción detallada sobre Jesucristo.
Libro II: la historia de la época apostólica, desde la caída de Jerusalén hasta Tito.
Libro III: la época después de Trajano
Libros IV y V: el siglo II
Libro VI: el período de Septimio Severo a Decio
Libro VII y VIII: historial de las persecuciones bajo el reinado de Diocleciano
Libro IX: Historia de la victoria de Constantino I sobre Majencio en el Occidente y sobre Maximino en el Oriente.
Libro X: El restablecimiento de las congregaciones y la rebelión y conquista de Licinio.
Tal como se conserva, la obra se concluyó antes de la muerte de Crispo, en julio del 326, y desde el Libro X que se dedicaba a Paulino de Tiro que murió antes del 325, al final del 323 o en el 324. Este trabajo es realmente impresionante para la investigación que exigía y debió haberle ocupado por varios años. Su martirologio fue uno de los estudios preparatorios para su obra.
La autenticidad de la Historia de la Iglesia de Eusebio no ha sido cuestionada. Los descubrimientos recientes van revelando la forma responsable, cuidada e inteligente en que las bibliotecas de Cesarea y Jerusalén era administradas.
En uno de los pasajes de su obra, Eusebio declara que las calamidades sufridas por el pueblo judío se debían al papel que éstos jugaron en la muerte de Jesús. Este pasaje ha sido usado a lo largo de la historia, para atacar tanto a judíos como a cristianos:
desde ese tiempo que las rebeliones, guerras y conspiraciones dañosas los siguió, a cada uno, en rápida sucesión, incesantemente, en la ciudades, en toda Judea, hasta que el sitio de Vespasiano los aplastó. Fue así que la venganza divina se cumplió para con los judíos por los crímenes que osaron perpetrar contra Cristo.
Eusebio de Cesarea, Historia de la Iglesia: Libro II, Capítulo 6: «Las desventuras que sucedieron a los judíos después de la injuria cometida contra Cristo». (Ver enlace original de CBN.org en la bibliografía).
Obras históricas menores
Antes de compilar su historia de la Iglesia, Eusebio trabajó en el martirologio del período primitivo y una biografía de Pánfilo. El martirologio no fue conservado en su totalidad, aunque se conserva todas sus partes. Contiene:
(1) una epístola de la congregación de Esmirna concerniente el martirio de Policarpo
(2) el martirio de Pionio;
(3) los martirios de Carpo, Papilo y Agatónica;
(4) el martirologio de las congregaciones de Vienne y Lyon (actual Francia);
(5) el martirio de Apolonio.
De la vida de Pánfilo sobrevive apenas un fragmento. Una obra sobre los mártires de Palestina fue hecho después del 311. Un gran número de fragmentos se encuentran diseminados por varios catálogos de leyendas, todavía por compilar. La vida de Constantino fue compilada después de la muerte del emperador y la elección de su hijo como uno de los augustos (co-emperadores romanos) en el 337. Es más un panegírico, repleto de retórica, que una biografía, aunque tiene un gran valor histórico por los documentos que incorpora.
Apologías y obras dogmáticas
Entre las obras de carácter apologético o dogmático pertenecen:
(1) La “Apología de Orígenes”, cuyos primeros cinco libros pudieron haber sido escritos al oír Pánfilo, en la prisión, asistido por Eusebio, según las palabras de Focio. Eusebio escribió el sexto libro después de la muerte de Pánfilo. Existe actualmente una traducción en latín del primer libro, hecha por Rufino.
(2) Un tratado contra Hiérocles de Alejandría, (gobernador romano y filósofo neoplatónico), en el cual Eusebio rebatió la glorificación de Apolonio de Tiana hecha por Hiérocles. El trabajo se llamaba “Discurso de Amor a la Verdad” (en griego, Philalethes logos);
(3) y (4) dos obras importantes, relacionadas la una con la otra, conocidas por los nombres en latín Praeparatio evangelica y Demonstratio evangelica, la primera trata de demostrar la excelencia del cristianismo sobre todas las religiones y filosofías paganas. La Praeparatio consistía originalmente de veinte libros de los cuales han sido preservados diez completamente, además de un fragmento del décimo-quinto libro. Eusebio consideraba su obra como una introducción a la cristiandad para los paganos. El trabajo fue completado probablemente antes del 311.
(5) en otro texto, con origen en el período de las persecuciones, entitulado “Extractos Proféticos” (Eklogai prophetikai), discute en cuatro libros los textos mesiánicos de las Escrituras.
(6) el tratado “De la Manifestación Divina” (Peri theophaneias), , escrito ya posteriormente a estos, trata de la encarnación del Logos Divino, siendo, en varios aspectos, idéntico a su Demonstratio evangelica. De esta obra sólo quedan fragmentos.
(7) el polémico tratado “Contra Marcelo”, escrito alrededor del 337;
(8) un suplemento al trabajo anterior, intitulado “De la Teología de la Iglesia”, donde defiende la doctrina nicena del Logos, contra el partido de Atanasio.
Un gran número de escritos que pertenecen a esta categoría, están completamente perdidos hasta la fecha.
[editar] Obras exegéticas y otras
De las obras exegéticas de Eusebio no nos llegó nada en su forma original. Los llamados “comentarios” se basaban en manuscritos posteriores copiados de esa serie de escritos. Una obra más completa, de naturaleza exegética, preservado apenas en fragmentos, se intitula “Sobre las Diferencias de los Evangelios” y fue escrito con el deseo de armonizar las contradicciones en los relatos de los diferentes evangelistas. Fue también con propósitos exegéticos que Eusebio escribió sus tratados de arqueología bíblica:
(1) una obra sobre los equivalentes en griego de los nombres de familia hebreos.
(2) una descripción de la antigua Judea, con una relación de la distribución de las diez tribus.
(3) un plano de Jerusalén y del Templo de Salomón.
Estos tres tratados están perdidos. Una obra intitulada “Sobre los Nombres de los Lugares en las Sagradas Escrituras” sobrevivió hasta nuestros días.
Aun así, se debe hacer mención de los discursos y sermones, algunos de los cuales han sido preservados hasta hoy día, como es el ejemplo de un sermón para la congregación de la iglesia de Tiro, y un discurso para el trigésimo aniversario del reinado de Constantino I 336. De las cartas de Eusebio, quedan apenas algunos fragmentos.
Comentarios concernientes a Eusebio
Su doctrina
Del punto de vista dogmático, Eusebio se apoya totalmente en Orígenes. Tal como este teólogo, partió de la idea fundamental de la soberanía absoluta (monarquía) de Dios. Dios es la causa de todos los seres. Pero no es, meramente, una causa; en Él, todo lo bueno está incluido; de Él, toda la Vida se origina; y es el origen de toda Virtud. Es el Dios Supremo, al cual, Cristo está sujeto como Dios segundo (secundario). Dios envió a Cristo al mundo para que éste participase de las gracias incluidas en la esencia divina. Cristo es la única criatura realmente buena, poseyendo la imagen de Dios, y siendo un rayo de luz eterna; esta comparación con el rayo de luz es, no obstante, de tal forma limitada que Eusebio necesita, enfatizar expresamente la auto-existencia de Jesús.
Eusebio trata, así, de enfatizar la diferencia de las Personas de la Trinidad, manteniendo la subordinación de Jesús a Dios (Eusebio nunca aplica a Jesús el término theos) porque, según él, todo lo que está defendido por otra parte es sospechado de politeísmo o de sabelismo. Cree que Jesús es una criatura de Dios cuya generación (creación) ocurrió antes del Tiempo. Jesús es, por su actividad, el órgano de Dios, el creador de la vida, el principio de todas las revelaciones divinas, que, en su carácter absoluto está entronizado sobre toda la creación. Este Logos Divino asumió un cuerpo humano sin que su ser fuese en ninguna manera alterado. La relación del Espíritu Santo con la Santísima Trinidad es explicada por Eusebio en términos similares a relación entre el Padre y el Hijo. Nada de lo que es presentado en esta doctrina es original de Eusebio, remitiendo casi todo al sistema teológico de Orígenes. La falta de originalidad de Eusebio se revela en el hecho de que nunca presentó sus propias ideas de forma sistemática.
Excelencia y limitaciones
En su época fue justamente considerado como el más instruido de sus contemporáneos. Una lista de los documentos que usó para su Historia de la Iglesia bastaría para percibir la magnitud del trabajo hecho para organizar y analizar todo ese acervo de material. No obstante, el conocimiento de Eusebio no se puede comparar con el de Orígenes. Este último fue un espíritu productivo, mientras que Eusebio fue un compilador de escritos. Eusebio se distingue, no obstante, por el cuidado con el que elaboró su obra. Un hombre como él, sin duda alguna, se encontraba en una época cuando las naciones bárbaras comenzaron a invadir en masa a la Iglesia. En el período que siguió, nadie lo suplantó en erudición. Los historiógrafos eclesiásticos fueron capaces de copiarlo, pero no superaron su puesto.