Es un tanto difícil imaginarse que a un centurión romano se le llamase “temeroso de Dios” (del Elohim de Israel Yahweh), siendo Roma un gran imperio el cual sometía muchas naciones, copado de poder y que tenía como es natural sus propios dioses y cultos a sus deidades. Era algo extraño que una persona no judía con un cargo oficial, buena posición económica y líder de decenas de hombres se prestase a visitar alguna de las rústicas y humildes sinagogas hebreas y adorar a un Dios que no tenía imagen y por demás pertenecía a uno de sus pequeños pueblos subyugados, Israel.
Así está registrado en el texto Hch.10:1. Había en Cesárea un hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre.
Según leemos el texto nos indica algo más: era piadoso, daba limosnas al pueblo judío y oraba a Dios siempre. Analicemos esta descripción más detalladamente:
Era piadoso, palabra que proviene del hebreo “jasid” y deriva de la raíz חסד (“bondad” o “piedad”), que produce la palabra jasidut: חסידות, que significa “práctica de la piedad y la bondad”. Básicamente, jasîd quiere decir uno que practica jesed («misericordia»), por lo que se ha traducido como «piadoso» o «devoto». Esta palabra ha pasado al N.T. Eleos (en griego Έλεος) que también representa la piedad, la caridad y la misericordia, es decir que una persona piadosa es aquella que practica la misericordia con los demás a la vez que es devoto de la divinidad y procura andar en caminos justos siempre delante de Dios y los hombres.
Hacía (o daba) muchas limosnas al pueblo, Tzedaka (en hebreo: צדקה) es el concepto de justicia social en el judaísmo. Es uno de los preceptos más importantes del judaísmo, a tal punto que la tradición indica que – junto a la teshuvá (el arrepentimiento) y la tefilá (la oración) es una de las acciones humanas capaces de revertir los decretos divinos.
Si bien el término tzdaka es usualmente traducido como “caridad”, la raíz de la palabra hebreo la conecta con el término justicia o rectitud (tzedek).
El Tanaj (A.T.) recomendaba a los Israelitas la piedad para con los pobres (Dt 15:7-11). La generosidad era una de las virtudes predilectas de los orientales y en particular entre los judíos (por ejemplo, Pr 3.3, 27s). Testigo de lo común de esta práctica es la multitud de mendigos, ciegos y enfermos que aparecen en las escenas de los Mazoret (Evangelios) (por ejemplo, Lc 14.21; Hch 3.2s, 10). La limosna era el complemento necesario de la piedad y el temor a Dios (Pr 17.5) y caracterizaba al «justo» (Sal 112.9; 2 Co 9.9s). Se creía, asimismo, que la limosna era meritoria a los ojos de Yahweh (Pr 19.17; Lc 19.8), sobre todo si permanecía en el anonimato: «El que da limosna en secreto es mayor que Moisés, nuestro maestro» (Talmud).
Yahoshua, siguiendo la línea del cumplimiento de los mandamientos divinos también recomendó la limosna como un aspecto del desasimiento de los bienes terrenos que Él predicaba (Mt 19.21; Lc 11.41). Instruyó al respecto que la limosna debía ser discreta (Mt 6:2-4) e inspirada por el espíritu de sacrificio (Lc 12:33), como Él mismo la practicaba en unión de sus discípulos (Jn 13:29).
Oraba a Dios siempre, ese “siempre” no es literal… ¿a qué se refiere?
Para el pueblo judío la oración estaba relacionada con el Sacrificio en el templo tanto con la destrucción del primer templo por Nabucodonosor, Oseas 14: 2,3 como después de la destrucción del segundo templo, del año 70 EC los rabinos llegaron a sostener que la oración sustituía al sacrificio. En la sinagoga, la oración ocupó el lugar del sacrificio puesto que ya no había Templo. Aunque no existe en Las Escrituras un orden al respecto, el judío acostumbraba orar al menos tres veces al día (Sal 55:17; Dn 6:10). Las horas de oración eran: la tercera, o sea las 9:00 am (Hch 2.15), la sexta, las 12:00 m (Hch 10.9) y la novena, 3:00 pm (Hch 3.1).
Este ha sido el requisito mínimo para un devoto hebreo en cuanto a su vida de oración, por eso se dice que Cornelio oraba “siempre”, pues siempre oraba en los tiempos pautados.
Como hemos visto hasta aquí nos damos cuenta que –según la precisión del relato- Cornelio cumplía cabalmente con los mandamientos establecidos para el pueblo judío (al menos con los que hemos visto), y más de uno se sorprendería con el hecho del por qué éste no-judío, pero si Temeroso del Elohim de Israel tenía esa tendencia mosaica. No debería sorprendernos tanto, ya que el judaísmo del Siglo I aceptaba dentro de sus sinagogas a creyentes no judíos, el servicio sinagogal se componía por tres grupos:
Judíos. Estos eran judíos de nacimiento y de familias tradicionales judías. Hch.13:26. Hermanos, hijos de la raza de Abrahán, estos ocupaban los asientos más privilegiados dentro de la sinagoga.
Prosélitos. Estos eran gentiles que habían pasado por un largo proceso de conversión abrazando el judaísmo, habiéndose sometido a la circuncisión, y aceptando todas las reglas rituales de la Tora, guardaban las fiestas de La Tora y adoraban al Elohim de Israel Yahweh de esta manera habían pasado a formar parte de la comunidad. Legalmente tenían todos los derechos de los judíos de nacimiento, simplemente no nacieron judíos. Se sentaban detrás del primer grupo de judíos. Se les denominaba Ger Tzadik o “prosélitos de justicia”.
Prosélitos de la puerta. Grupo de gentiles que se identificaban con la fe hebrea, y se sentían atraídos por las enseñanzas de La Tora reconociendo al único Elohim de Israel, se habían apartado de los ídolos pero aun no daban el paso final de conversión, o bien estaban en proceso de conversión o no querían convertirse, no se sometían a la circuncisión ni aceptaban necesariamente las reglas de conducta judías en todos sus detalles (referentes, por ejemplo, a la estricta observancia del Sabbat, a la comida o a las purificaciones rituales). Se los llamaba temerosos de Dios, El caso es que se sentaban en los últimos asientos de la sinagoga y se congregaban cada sábado –con todo el grupo anterior- a escuchar y aprender la Tora de Moisés. A éste grupo se le denominaba Ger Toshav o prosélitos de la puerta. Estos temerosos de Dios no eran considerados legalmente como judíos, pero ayudaban a la sinagoga y formaban como un reservorio de potenciales prosélitos.
Si tendríamos que ubicar a Cornelio en uno de éstos grupos la lógica nos indica que sería en el tercero, y no es lejos de la realidad pues a los que conformaban éste grupo aparte de “prosélitos de la puerta” también eran llamados…sí: “temerosos de Dios”.
Es decir, que cuando el texto nos dice que Cornelio era un temeroso de Dios (PHobeô THeos) no nos lo dice porque simplemente temía a Dios, pues todos los observantes temen a Dios. Nos está indicando a que grupo Cornelio pertenecía para una mayor claridad de ubicación dentro de este conglomerado de personas que acudían hace dos mil años a las sinagogas en la tierra de Israel.
Cuando estudiamos los viajes misionales de Saul de Tarso en Hechos de Los Apóstoles podemos observar que en las sinagogas que el visitaba y cómo israelita se le invitaba a comentar, hace referencia a esta clase de Temerosos de Dios.
Cuando llegaron a Antioquia de Pisidia según se registra en Hch 13: 14-16. 26
13 Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Páfos y llegaron a Perge de Panfilia. Pero Juan se separó de ellos y se volvió a Jerusalén,
- mientras que ellos, partiendo de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento.
- Después de la lectura de la Ley y los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a decir: “Hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.”
- Pablo se levantó, hizo señal con la mano y dijo: “Israelitas y cuantos teméis a Dios, escuchad:
- “Hermanos, hijos de la raza de Abrahán, y cuantos entre vosotros teméis a Dios: a vosotros ha sido enviada esta palabra de salvación.