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19/03/2018 • de latrompeta.es
¿Es la Biblia un mito religioso o es historia exacta? Algunas personas muy instruidas dicen que no se puede confiar en la Biblia como historia. ¿Qué piensa usted? He aquí un importante artículo que le ayudará a aclarar las ideas.
POR DENNIS LEAP
La Biblia es la única estructura antigua, bien organizada y auténtica en la cual encajan todos los datos de la historia. La Biblia no registra toda la historia. De hecho, hay gigantescos vacíos de historia ausentes de la Biblia. Sin embargo, sin la Biblia y lo que ella revela de la prehistoria (la historia antigua y la profecía, la cual es historia escrita por (adelantado), nadie puede verdaderamente entender ninguna historia. ¡Ninguna fuente secular nos puede ayudar como lo hace la Biblia!
¿Pero qué dicen los hombres modernos acerca de la Biblia? La mayoría está de acuerdo que es un libro para los religiosos, pero piensan que no se puede confiar en su historia.
Por siglos y hasta el llamado Siglo de las Luces (conocido también como el Renacimiento) el mundo occidental aceptó sin cuestionar la exactitud histórica del relato del Jardín del Edén, el Diluvio, la Torre de Babel, la historia de los Patriarcas y el Éxodo de Egipto. Sin embargo, en los siglos 17 y 18 los intelectuales europeos comenzaron a alegar que sólo a través del razonamiento humano se podía obtener el verdadero conocimiento. En lugar de la Biblia, el razonamiento científico vino a ser la fuente de autoridad, el juez definitivo de toda la verdad. La Biblia fue sometida a ataques directos.
Luego, en el siglo 19 y a comienzos del 20, la teoría de la evolución (la fábula de una creación sin Creador), y una mayor crítica contra la Biblia por racionalistas alemanes antisemitas, salieron a la escena y tuvieron éxito en remover completamente a Dios y a la Biblia del cuadro. Los críticos alemanes alegaban que la Biblia no era histórica y no tenía una base confiable en los hechos. Ellos decían que la Biblia era simplemente una fábula judía y folklore fabricado en los siglos 5 y 6 a.C En otras palabras, que la mayoría de libros del Antiguo Testamento no eran registros contemporáneos a los hechos, sino que habían sido escritos siglos después de que los eventos tomaron lugar. Muchos eruditos llegaron a negar la existencia de Adán y Eva, Noé, Abraham, José, Moisés, David y Salomón.
Así que actualmente, la mayoría de teólogos y ministros ven a la Biblia y a su historia con desconfianza. La tragedia real es que estos hombres se rehúsan a estudiar y a enseñar las lecciones vitales enseñadas por estas historias.
Necios burladores
Los grandes hombres de la Biblia profetizaron con precisión que hombres y mujeres muy instruidos quienes se burlan de Dios y Su Palabra revelada dominarían nuestro mundo actual. Aunque los hombres se han burlado de Dios en todas las generaciones comenzando con Adán, la nuestra es la peor. El Apóstol Pablo escribió: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios (…) Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1:21-22, 28). Aunque Pablo está hablando específicamente acerca de hombres de la antigüedad, no hemos mejorado; hemos empeorado.
Desde los siglos 17 y 18, se ha producido un fondo sorprendente de conocimiento en las áreas de la industria y la ciencia. Sin embargo la búsqueda del conocimiento de Dios ha sido dejada por un lado. Nuestra generación sabe menos de Dios y de lo que Él está haciendo que cualquier generación previa. Los líderes modernos en la educación, la ciencia y la industria han creado un mundo centrado en la ciencia. Ellos han empujado la religión hacia el exterior de nuestra civilización. La nuestra no es una era religiosa, aunque algunos pueden pensar que sí. Pablo vio hacia nuestros días y dijo que la religión del tiempo del fin tiene “apariencia de piedad”, pero que los hombres niegan su poder (2 Timoteo 3:5). Los más educados del mundo creen que la humanidad ha sobrepasado la necesidad de creer en Dios. Han hecho que Dios parezca impotente. Esto debería alarmarnos. Es tiempo que regresemos al Dios Todopoderoso.
Muchos creen que la ciencia nos salvará de nuestros problemas. ¿Por qué no pueden reconocer que la ciencia está a punto de destruirnos? Pronto la necesidad de Dios regresará a nosotros de súbito. Entonces todos los hombres tendrán que admitir que sólo Dios puede salvarnos.
El Apóstol Pedro escribió: “sabiendo primero esto, que en los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias (…) Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua” (2 Pedro 3:3, 5-6). Pedro dice claramente que una de las características de nuestros días es una ignorancia voluntaria de Dios. La verdad es que los hombres podrían saber mucho más acerca de Dios pero escogen no saber. ¿Qué significa esto? Pedro advierte que la ignorancia voluntaria de Dios, junto con una gran expansión en todos los otros campos del conocimiento, es la causa del pronto venidero desastre final global (versículo 7). La humanidad, asumiendo el gobernarse sin Dios, se conducirá a sí misma al borde de la aniquilación. Agradecidamente, Dios promete intervenir y detener nuestra autodestrucción.
Presentemos algunos ejemplos perfectos de lo que Pablo y Pedro estaban hablando. Bertrand Russell, el fallecido filósofo y reconocido agnóstico británico, escribió esto en su Historia de Filosofía Occidental: “La historia de los primeros israelitas no puede confirmarse por ninguna fuente externa del Nuevo Testamento, y es imposible saber en qué punto deja de ser puramente leyendas”. El Sr. Russell rechaza la Biblia como una leyenda poco confiable en sólo unas pocas palabras. Aunque inicialmente se imprimió en 1945, su libro es bastante leído todavía por estudiantes universitarios y es considerado uno de los mejores libros de su tipo. Mentes brillantes y jóvenes han tenido y aún tienen prejuicios contra la Biblia, el fundamento del conocimiento verdadero. El historiador R.G. Collingwood, en su libro La Idea de la Historia (impreso póstumamente en 1946), etiquetó la Biblia de “historia teocrática y mito”.
La mayoría de los eruditos reducen la Biblia al nivel de Homero; mitología en forma poética. Desafortunadamente, muchos eruditos de la Biblia, ministros y teólogos están de acuerdo. Sin embargo, hay montañas de evidencia que prueban todo lo contrario.
La Biblia es un libro de historia exacta. Contrario a lo que haya dicho el Sr. Russell, sí hay evidencia externa que comprueba la realidad de la historia de la Biblia. Sin embargo, escuchamos muy poco acerca de esta evidencia.
Nueva ciencia: la Arqueología
La mayoría de los eruditos han estado ignorando datos pertinentes. La ignorancia voluntaria (y a veces deliberada) de la verdad ha sido un hecho por décadas. Al tiempo que Russell y Collingwood estaban escribiendo sus libros, los arqueólogos estaban desenterrando hallazgos espectaculares que iluminan claramente la verdad del registro bíblico. Aún antes de mediados del siglo 20, la nueva ciencia de la arqueología (la excavación y estudio de los restos antiguos del hombre), causó un terremoto en el intelectualismo de los críticos ateos. Los datos son sorprendentes.
Como ciencia, la arqueología se ha expandido para incluir el estudio de todas las culturas. Sin embargo, en su etapa inicial de desarrollo, ésta ciencia en surgimiento estaba más preocupada por las civilizaciones antiguas. Por siglos, bandidos, peregrinos religiosos, y aún Napoleón habían desenterrado y se habían llevado múltiples miles de artefactos antiguos de sitios localizados a lo largo del Oriente Cercano y Egipto. Fue durante la expedición militar de Napoleón en Egipto en 1799 que la piedra Rosetta, de importancia vital, fue desenterrada.
Sin embargo, no fue sino hasta fines del siglo 19 que se comenzó un estudio y una evaluación sistemática del Oriente Cercano. Esta región geográfica es conocida como el Creciente Fértil. El egiptólogo James Henry Breasted usó inicialmente el término “el Creciente Fértil” para describir la región geográfica exuberante, bien irrigada, y con forma de media luna que comienza en el Golfo Pérsico y va hasta el valle del Tigris y el Éufrates, luego se extiende al occidente sobre Siria y después hacia el sur por las costas del Mar Mediterráneo a lo largo de Palestina. El productivo valle del Nilo frecuentemente se incluye en la región del creciente. Es en ésta región geográfica que los pueblos y las tierras de la historia del Antiguo Testamento estaban localizados. Por casi dos siglos, el Creciente Fértil ha sido el punto focal de intenso escrutinio arqueológico. Aún Herbert W. Armstrong apoyó excavaciones de importancia crítica en Jerusalén, enviando allí estudiantes del Colegio Ambassador como trabajadores.
Debería haber gran interés público en los hallazgos arqueológicos de esta región. Aunque hubo un tiempo cuando los descubrimientos arqueológicos despertaban gran interés entre los eruditos seculares y religiosos, ahora se han olvidado o pasan desapercibidos.
La arqueología ha confirmado sin lugar a dudas la exactitud histórica de la Biblia.
Los críticos persisten
El principal ataque de los eruditos críticos de la historia bíblica a comienzos del siglo 20 fue que no existía ningún registro secular para proporcionar evidencia del Diluvio, del Éxodo, o de David y Salomón. Muchos argüían que Moisés nunca pudo haber escrito los primeros cinco libros de la Biblia porque no se había inventado la escritura en ese tiempo. Pero cuando los arqueólogos, hombres y mujeres llenos de curiosidad y energía, excavaron el pasado, comprobaron que esas ideas comúnmente mantenidas no tenían fundamento.
La arqueología moderna ha retado al mundo de la educación a que admita que la Biblia es verídica. Hay evidencia documentada y sólida que (independiente del registro de la Biblia) confirma los eventos y personas que en un tiempo fueron considerados de dudoso origen o simplemente falsos.
Aun así, algunas personas trabajan incansablemente para desacreditar la Biblia como un registro histórico de importancia vital, inspirado por Dios. Algunos testarudamente han pasado por alto la evidencia contundente. Otros han malinterpretado a propósito los hechos para aferrarse a sus teorías favoritas. ¿Nos sorprende? Realmente, no. ¿Por qué?
La Biblia tiene la respuesta: Ningún hombre puede aceptar o someterse por sí mismo a la autoritativa Palabra de Dios. Pablo escribió: “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7). Los hombres han tenido éxito en deshacerse de Dios y Su gran autoridad (aunque en realidad, Dios está muy presente). ¡Ellos no Lo quieren de regreso! Admitir que la Biblia es históricamente exacta significaría aceptar que Dios existe; y que Su Palabra tiene autoridad sobre las vidas de todos los hombres. Las mentes más brillantes saben que si la Biblia es exacta en su historia, entonces sus mandamientos son vigentes. ¡Usted no puede separar la Historia de la Biblia de la Ley de la Biblia! O toda la Biblia es verdadera, o toda es falsa. No puede ser ambas cosas.
Sin rodeos: Usted sí puede confiar en la exactitud histórica de la Biblia.
La roca de Behistúm descifrada
Examinemos varios de los hallazgos arqueológicos más importantes que confirman la historia de la Biblia. No todos estos artefactos han sido tan publicados que algunos de los más espectaculares como la piedra Rosetta o la tumba del Rey Tut del antiguo Egipto, sin embargo son trascendentales en cuanto a la evaluación de la crónica bíblica.
Haber descifrado la inscripción de Behistúm en el siglo 19 fue uno de los avances arqueológicos más extraordinarios y el más vital para entender escritos antiguos descubiertos en la Creciente Fértil. Ese descubrimiento abrió la puerta para que la arqueología confirmara aún más, la exactitud histórica de la Biblia.
La inscripción de Behistúm se halla sobre la ladera de una montaña en la cordillera de los Montes Zagros en Irán occidental, en la vía natural que tradicionalmente comunicaba Ecbátana con Babilonia. Se trata de un monumento de 50 metros de largo y 30 de ancho, esculpido sobre la ladera de un acantilado a más de 50 metros de altura sobre el fondo del valle. La inscripción data del 516 a.c. y es un relato de cuando Darío asumió el trono persa (521-486 a.c.). Este relato fue escrito en cuneiforme en tres idiomas (babilón, elamita y persa antiguo). En 1835, Sir Henry C. Rawlinson copió y comenzó a descifrar el texto, terminando la traducción persa en 1846. Pronto, él y otros eruditos fueron capaces de traducir las porciones babilonias y elamitas.
Muchas culturas antiguas en el Oriente Medio usaron cuneiforme, pero sus escritos eran un misterio hasta que la inscripción trilingüe de Behistúm fue descifrada. Este logro hizo posible la traducción de otros escritos cuneiformes.
Con Behistúm descifrado, otros lograron la traducción de 22.000 tabletas de las ruinas de Nínive; el Obelisco Negro de Salmanasar; el Prisma de Senaquerib; y los poemas épicos de Gilgamesh y Enuma Elish. (Estos poemas contienen relatos del Diluvio, la creación y la torre de Babel que tienen paralelo cercano a los de la Biblia).
Los legendarios hititas
Los críticos de la Biblia se habían burlado desde hace tiempo por las referencias de la Biblia a un pueblo llamado los hititas [heteos] (Génesis 15:20; Éxodo 3:8, 17; Números 13:29; Josué 1:4; Jueces 1:26 y otros pasajes). En la opinión de ellos, los hititas eran simplemente uno de los muchos pueblos míticos inventados por escritores de la Biblia. Algunos críticos dijeron que pudieron haber sido una tribu pequeña y sin importancia. ¡Pero los críticos estaban totalmente errados!
Hacia finales del siglo 19, se descubrieron monumentos hititas en Carquemisia en el Río Éufrates en Siria, probando que la Biblia tenía razón. Posteriormente, en 1906 excavaciones en Bogazkoy (antiguamente Hattusas, capital del Imperio Hitita) en Turquía, revelaron miles de documentos hititas, que proporcionaban abundante información acerca de su historia y cultura. Los desechos desenterrados de los antiguos hititas mostraban que ellos fueron un poder real y formidable. Alguna vez fueron uno de los pueblos dominantes de Asia Menor y el Oriente Cercano. Ejercieron considerable control en el sur hacia Siria y Palestina.
¡La Biblia siempre estuvo en lo correcto! Hoy, nadie cuestiona la existencia de los hititas. Existen volúmenes de libros sobre la historia, arte, cultura y sociedad de los hititas. Sin embargo, todavía existen prejuicios contra la Biblia. Los eruditos críticos creen generalmente que si algo está en la Biblia, está errado. Pero la Biblia tiene, y siempre ha tenido la razón.
En 1974, arqueólogos italianos encontraron aproximadamente 17.000 tabletas y fragmentos cuneiformes en el sitio de la antigua Ebla al norte de Siria. Las inscripciones en estas tabletas comprueban que son antediluvianas; anteriores a Noé, del siglo 24 a.C Hallazgos similares se descubrieron en Egipto y Mesopotamia. Las tabletas muestran que la escritura era común siglos antes de Moisés. Los críticos ya no pueden alegar que Moisés y sus contemporáneos eran iletrados o que el Pentateuco fue escrito por Esdras en el siglo 5 a.C
¿No hubo cautiverio de los judíos?
Una de las afirmaciones más ridículas de los críticos ha sido que el cautiverio de Babilonia no existió. Parecido a los que hoy día afirman que el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial no sucedió. La Biblia da detalles específicos acerca de la cautividad de Judá por parte de los ejércitos de Babilonia a comienzos del siglo 6 a.c.(2 Reyes 24-25). Los eruditos críticos han dicho que todo esto es sólo otro mito judío. Sin embargo, entre 1935 y 1938, se hicieron descubrimientos importantes 30 millas al suroeste de Jerusalén en un sitio que se cree era Laquis antigua. Laquis [hoy, Tell ed-Duweir] fue una de las ciudades que la Biblia registra como asediada por el rey de Babilonia al mismo tiempo que sucedió el sitio de Jerusalén (Jeremías 34:7).
Veintiún fragmentos de alfarería inscritos en antigua caligrafía hebrea fueron desenterrados en los últimos niveles pre exilio del lugar. Llamada Ostraca de Laquis[también, “Ostracón de Laquis”] estos fueron escritos en tiempo del sitio de Babilonia. ¡Algunos de ellos son intercambios entre el comandante militar de la ciudad y un puesto de observación periférica, que narra vívidamente los últimos días de la lucha desesperada de Judá contra Babilonia! Desde la década de 1930, se han desenterrado más textos históricos babilonios que describen la conquista de Jerusalén a manos de Nabucodonosor. La veracidad histórica del cautiverio de Babilonia está establecida sin lugar a duda.
Podríamos seguir con literalmente cientos de hallazgos arqueológicos que corroboran la historia de la Biblia. Fuentes aparte de la Biblia han comprobado que El Diluvio de Noé, el Éxodo, David, Salomón y los reyes de Israel y Jerusalén según se describen en la Biblia, son históricos. Si usted desea saber más, vaya a su biblioteca local y estudie por su cuenta. Se sorprenderá de encontrar cuánta información hay realmente disponible para usted. Lamentablemente, no encontrará esta información en los noticieros del día. Dos libros que podemos recomendarle son, La Biblia como Historiapor Werner Keller y Sobre la Confiabilidad del Antiguo Testamento por K.A. Kitchen.
En el Museo Británico, en Londres, hay numerosos artefactos que la Biblia menciona. Son espectaculares. Aunque es posible que usted nunca pueda ir a Londres, es posible conectarse con el museo por Internet (www.thebritishmuseum.ac.uk ) y ver fotos de los artefactos. He aquí una lista de algunos de los tesoros más importantes de la antigüedad:
- El Obelisco Negro de Salmanasar iii (858-824 a.c.) muestra a Jehú, rey de Israel inclinándose ante el rey de Asiria. Esta es la única figura conocida de un rey israelita.
- Las Tablas del Tiempo de Tiglat-pileser (744-727 a.c.) muestran que él recibió tributo de Jehoacaz rey de Judá. Este es el nombre completo de Acaz (2 Reyes 16:7).
- Un relieve en piedra caliza maravillosamente detallada del palacio de Senaquerib en Nínive muestra el sitio de Laquis.
- Uno de los más importantes es el cilindro de Nabonidus (555-539 a.c.) quien fue el último rey de Babilonia, comprueba que su hijo Belsasar era regente juntamente con él (Daniel 5; 7:1; 8:1). Antes, los eruditos se burlaban diciendo que Belsasar no existió.
En su libro, Introducción al Estudio del Antiguo Testamento, Gleason Archer Jr. cita al autor John Elder cuando dijo: “No es demasiado decir que fue el ascenso de la ciencia de la arqueología lo que acabó con la brecha entre los historiadores y los (…) cristianos. Poco a poco, una ciudad tras otra, una civilización tras otra, una cultura tras otra cuyas memorias estaban preservadas sólo en la Biblia, fueron restauradas a los lugares apropiados en la historia antigua por medio de los estudios de los arqueólogos (…) Han sido desenterrados los registros contemporáneos de eventos bíblicos y la singularidad de la revelación bíblica se ha enfatizado en contraste y en comparación con religiones de pueblos antiguos descubiertas recientemente. En ningún lugar los descubrimientos arqueológicos han contradicho a la Biblia como historia” (énfasis mío). Esa última declaración es la más importante. ¡La arqueología ha comprobado que la Biblia es historia exacta!
Un hallazgo reciente
La contribución de la arqueología para el relato bíblico está lejos de terminarse. En agosto de este año, un hallazgo increíble fue desenterrado en la Antigua Ciudad de Jerusalén. El evento no fue noticia nacional, pero, ¡debió haberlo sido!
Trabajadores que estaban reparando un tubo de cañería descubrieron el Estanque de Siloé en la Antigua Jerusalén. Este estanque fue un lugar importante de reunión para los judíos. El Estanque de Siloé es fundamental en el relato del milagro de Cristo sanando a un hombre ciego de nacimiento (Juan 9:1-7). Cristo puso lodo en los ojos del hombre y luego le dijo que se lavara en el Estanque de Siloé. Al obedecer a Cristo lavándose en el estanque el milagro fue consumado (versículo 11). Esto creó un revuelto increíble entre la élite judía de los días de Cristo (versículos 14-41). ¿Por qué? Porque Jesucristo había hecho el lodo con Su propia saliva en el día Sábado. Los judíos consideraron que este acto era un quebrantamiento del mandamiento del sábado. Celosos e inseguros, los fariseos declararon que Cristo no era de Dios por haber sanado al hombre ciego en el sábado (versículo 16). Un estudio de todo este capítulo aclara que el incidente fue usado por Dios para mostrarles a los Fariseos cuán ciegos estaban acerca de Dios y de lo que Él estaba haciendo en la Tierra. Por supuesto, ellos no aprendieron la lección.
¿Por qué es importante todo esto hoy? Esto es lo que Los Angeles Times informó acerca de este increíble hallazgo arqueológico: “Los eruditos habían dicho que no hubo un Estanque de Siloé y que Juan estaba usando un ‘concepto religioso’ para ilustrar un punto, dijo el experto del Nuevo Testamento, James H. Charlesworth, del Seminario Teológico de Princeton. ‘Ahora, hemos encontrado el Estanque de Siloé’ (…) ‘exactamente donde Juan dijo que estaba’. Un Evangelio que se pensaba que era ‘pura teología se ha mostrado ahora que está basado en historia’, dijo él” (9 de agosto, 2005). ¿Lo captamos? Los eruditos críticos están equivocados, de nuevo. ¡La Biblia es exacta, siempre!
Lamentablemente, este evento arqueológico recibió muy poca atención. ¿Qué si la hubiese recibido? Piense acerca de lo que este hallazgo nos dice. No sólo establece la exactitud histórica del Evangelio de Juan, sino que refuerza la veracidad histórica de Jesucristo. El hallazgo también estableció que, el deseo de Dios es sanar a la humanidad de crisis de salud aparentemente imposibles. Dios es muy real y muy poderoso. Nuestros eruditos críticos modernos tienen gran parte en causar que muchos hombres, mujeres y niños estén tan ciegos espiritualmente como los Fariseos de los días de Cristo.
Es hora que todas las personas cuestionen seriamente a los críticos de la Biblia. Es hora que todos los críticos de la Biblia dejen de señalar a Dios con su dedo; que dejen de poner en duda el registro bíblico y comiencen a aprender el verdadero conocimiento que resolverá todos los problemas de la humanidad. ▪