La cronología del ministerio de Saul (Pablo) constituye la base para un esquema cronológico de las cartas suyas que existen. Sin embargo, aún no se puede hacer una cronología absoluta de la vida y del ministerio de Saul, porque el material documental del cual dependemos es demasiado fragmentario o ambiguo. Por lo tanto, puede sugerirse más de una fecha posible para la mayoría de los acontecimientos de su vida. Por esta razón no es posible asignar fechas definitivas a sus diversas cartas.
Sin embargo, el margen de diferencia con las fechas que se presentan en este artículo no puede ser grande. Si hubiera unos pocos años de diferencia entre las fechas verdaderas y las que aquí sugerimos, no puede haber duda de que estas fechas, basadas en todas las fuentes documentales disponibles, están muy cerca de ser correctas. Si se descubrieran datos cronológicos que Fijaran definidamente las fechas de los gobiernos de Félix, Festo o Sergio Paulo, sería posible situar la cronología de Saúl sobre una base más firme; pero mientras no pueda hacerse esto, cualquier esquema cronológico sólo puede ser aproximado.
Por lo tanto, el esquema que presentamos a continuación no pretende ser definitivo en cuanto a la cronología de las cartas de Saúl, pero representa los resultados de un esfuerzo honrado por relacionar lógica y armoniosamente todos los datos disponibles, inspirados o seculares, bíblicos o extra bíblicos, que proyecten luz sobre el tema que estamos tratando. Las cartas son examinadas en su supuesto orden cronológico.
1 Tesalonicenses.
Esta es la primera carta de Saul que se ha preservado, pero quizá no sea su primera carta a una comunidad de creyentes, pues en ese tiempo parece que ya era conocido como escritor de cartas. Esto se deduce de su advertencia contra cartas falsas que llevaran su nombre, que pudieran haber estado circulando poco después, cuando fue escrita la segunda carta a los Tesalonicenses (2 Tes. 2: 2). El hecho de que al mismo tiempo Saulo llamara la atención a sus lectores a su firma personal como una característica de “toda carta” suya (cap. 3: 17), también insinúa que entre las comunidades estaban circulando cartas falsas con su nombre. Estas cartas sólo podrían haber tenido éxito si Pablo ya hubiera sido conocido como un hombre que con frecuencia expresaba su opinión mediante cartas dirigidas a comunidades de creyentes o individuos. Parece probable que una cantidad de cartas, ahora perdidas, precedieron a 1 Tesalonicenses.
La comunidad de Tesalónica, a la cual fue dirigida 1 Tesalonicenses, había sido fundada por Saul durante su segundo viaje misionero (49-52 d. C.). Tesalónica, la capital de Macedonia, tenía unos 200.000 habitantes, y estaba gobernada por siete magistrados que dependían de un prefecto. No se sabe cuánto tiempo permaneció Saul en Tesalónica antes de que los disturbios provocados por los judíos lo obligaran a salir de la ciudad y a continuar su viaje. Su permanencia parece haber sido corta, como puede ingerirse por su deseo de volver a Tesalónica tan pronto como pudiera, para terminar una obra que consideraba que aún necesitaba atención. Saul viajó de Tesalónica a Berea y después a Atenas, dejando conversos en cada lugar por donde pasaba; y desde Atenas envió a Timoteo a Tesalónica, pues pensó que él no podía ir (1 Tes. 2: 17 a 3: 6).
Cuando Timoteo regresó con Silas, Saul había continuado viaje a Corinto (Hech. 18: 5), donde Timoteo le informó en cuanto a la condición espiritual de la iglesia de Tesalónica. Saul comprendiendo que se habían entendido mal algunas de sus enseñanzas y que esto necesitaba inmediata atención, escribió una carta conocida como 1 Tesalonicenses.
Por lo tanto, parece que 1 Tesalonicenses fue escrita poco después de la llegada de Saul a Corinto. De acuerdo con la cronología aproximada del ministerio de Saul, esto pudo haber sido en el año 51 d. C.
2 Tesalonicenses.
Esta carta no pudo haber sido escrita mucho después de la primera, porque sus contenidos son similares y al comienzo de ella se mencionan los mismos compañeros de Saul: Silas y Timoteo (2 Tes. 1: 1 . 1 Tes. 1: 1). Probablemente esta segunda carta se produjo debido al regreso desde Tesalónica del portador de la primera epístola, mediante quien Saul supo que sus palabras acerca de la inminencia del segundo advenimiento estaban siendo mal entendidas y tergiversadas por algunas personas de la iglesia. Por esto dio un tono vigorosamente profético a esta nueva exposición de su enseñanza en cuanto a la segunda venida del Mashiaj, tono que revelaba a sus lectores que ciertos grandes sucesos, especialmente el reinado del anticristo, precederían al regreso de Yahoshua (Jesucristo)
Estas consideraciones son la base para ubicar la segunda carta a los Tesalonicenses no mucho después de la primera, ya sea en los últimos meses del año 51 d. C. o en los primeros meses del año 52 d. C., mientras Saul se ocupaba activamente en edificar espiritualmente a la comunidad de creyentes de Corinto, que él había fundado con su esfuerzo.
1 Corintios.
Esta carta fue escrita desde Éfeso (1 Cor. 16: 8), donde el apóstol Saul trabajó por unos tres años (54-57 d. C.) durante su tercer viaje misionero (Hech. 20: 31). Anteriormente Saul había enviado una carta a Corinto para amonestar a sus lectores a que no se juntaran con los fornicarios (1 Cor. 5: 9). De modo que lo que ahora llamamos Primera carta a los Corintios, es en realidad la segunda carta dirigida a esa comunidad de creyentes. Fue motivada, en primer lugar, por los informes que recibió Saul acerca de ciertas condiciones deplorables que había en Corinto (cap. 1: 11; 5: 1), las cuales demandaban urgente atención (cap. 1 a 6); y en segundo lugar, por una cantidad de preguntas hechas al apóstol por los corintios (cap. 7: 1; 8: 1; 12: 1; 16: 1), preguntas que exigían respuestas detalladas.
La carta fue escrita no mucho antes de que el apóstol saliera de Éfeso. Saul había hecho planes para salir de la ciudad poco después del Shavuot (Pentecostés) (1 Cor. 16: 8), pero es evidente que el estallido del tumulto que describe Lucas en Hech. 19: 23-41 lo obligó a salir antes. Estas circunstancias históricas, aludidas en la Carta, hacen posible que su redacción pueda situarse entre abril y junio del año 57 d. C., cuando se aproximaba la salida de Saul de Éfeso. No es seguro, pero sí posible, que Timoteo fuera el encargado de llevar esta carta. 1ª Cor 4:17
2 Corintios.
La fecha de esta carta puede fijarse con facilidad, pues fue escrita en Macedonia poco después de que Pablo saliera de Éfeso en el año 57 d. C. Puesto que los esfuerzos anteriores de Pablo para remediar los males que existían en esa ciudad no habían tenido éxito (2 Cor. 2: 1; 12: 2 1), el apóstol había decidido hacer otro intento de reconciliación por medio de Tito, su joven ayudante en el ministerio.
Tito había viajado de Éfeso a Corinto probablemente en marzo o abril del año 57 d. C., y podría haber llevado lo que conocemos como Primera Epístola a los Corintios. Cuando Tito partió, él y Pablo convinieron en que después de haber cumplido con su misión en Corinto, Tito iría a Troas, donde Pablo esperaba encontrarlo (cap. 2: 12-13). Pero el chasco del apóstol fue grande, pues cuando llegó a Troas supo que Tito aún no había llegado. Aunque encontró en Troas buenas perspectivas para una obra de éxito, continuó su viaje a Macedonia, y sintió un gran alivio al encontrarse con Tito en una de las ciudades de Macedonia. El gozo de encontrarse con él se debió especialmente al buen informe que recibió Saul del cambio de corazón de los miembros descarriados de Corinto, quienes no sólo habían recibido gozosamente a Tito como representante de Saul, sino que también habían aceptado su mensaje de reprensión y habían reparado sus errores (cap. 7: 5-7).
Cuando Saul lo supo que la cuidadosa obra de Tito había tenido un éxito que superaba todas las previsiones, pidió al joven que regresara a Corinto y continuara la buena obra ya comenzada (cap. 8: 16-18, 22-24), mientras él se ocupaba de las comunidades de creyentes de Macedonia. Saul dio a Tito otra carta, nuestra 2 Corintios, en la que elocuentemente expresaba su gozo por los buenos informes que había recibido en cuanto a la comunidad de creyentes de Corinto. También les anunciaba su plan de ir a Corinto después de una corta permanencia en Macedonia (cap. 12: 14; 13: 1); por lo tanto, esta carta pudo haber sido escrita en el verano (junio-agosto) del año 57 d. C.
Gálatas y Romanos.
Los eruditos sostienen dos puntos de vista acerca de la fecha de la carta a los Gálatas. La mayoría de ellos cree que fue escrita durante la primera visita de Saul a Corinto, aproximadamente en el mismo tiempo cuando se escribieron las dos cartas a los Tesalonicenses. Esta afirmación se basa en la sorpresa expresada por Saul de que los gálatas hubieran dejado “tan pronto” El Mazoret o (Evangelio) que él les había predicado, cambiándolo por “otro diferente” (Gál. 1: 6). Es evidente que en esta carta Pablo relata sus vicisitudes personales hasta el tiempo de la asamblea de los apóstoles en Jerusalén (ver Gál. 1: 15 a 2: 10; Hech. 15), el cual precedió a la evangelización que llevó a cabo en Galacia durante su segundo viaje misionero (Hech. 16: 6). Por lo tanto, los que sostienen esta opinión concluyen que la referencia de que los gálatas habían apostatado “tan pronto” significa que Saul les escribía poco después de haberlos visitado en su segundo viaje. Entre su visita a las comunidades de Galacia durante la parte inicial del segundo viaje misionero (Hech. 16: 6) y su primera permanencia en Corinto, quizá transcurrieron menos de dos años, período que bien podría justificar el uso del adverbio “pronto”. Pero los que creen en una fecha posterior, destacan que el vocablo “pronto” de Gál. 1: 6 no puede interpretarse como que fije un límite definido de tiempo. “Pronto” podría también referirse a un breve intervalo después de la visita de Saul en su tercer viaje misionero.
Según otro punto de vista, la carta dirigida a las comunidades de la Provincia Romana de Galacia la escribió Saul durante los tres meses que permaneció en Corinto, durante su tercer viaje misionero, alrededor del año 58 d. C. Esta afirmación se basa en el hecho de que las dos cartas -Gálatas y Romanos son algo parecidas en sus temas, ya que el principio salvador es la justificación por medio de la fe, este es el tema en el cual el insiste en estas dos cartas ya que estas comunidades estaban compuesta por judíos y gentiles. Gálatas se debió a una controversia doctrinal en cuanto a la circuncisión y la exigencia que la salvación venia por medio de las obras de la Tora (Ley) esto conmovió muchísimo a Pablo. Dios eligió a Israel y le dio la Tora (Ley). Los que estaban dentro de este pacto tenían que obedecerla, no para ganar la salvación sino para mantener una buena relación con Dios. Romanos presenta una ampliación parecida, pero con circunstancias diferentes aunque también dirigida a judíos y gentiles Rom 1:5,13 por lo cual pudo haber sido escrita poco después de Gálatas.
Gálatas fue escrita debido a la noticia de la apostasía de las comunidades en la provincia de Galacia. Bajo la influencia de algunos judaizantes, esos creyentes estaban procurando salvarse por las obras. Saul se preocupó tanto por la gravedad de la situación, según le parecía por los informes que había recibido, que escribió a los gálatas la más severa de sus cartas que aún se conservan. El había fundado las comunidades de creyentes de la provincia de Galacia y las amaba de un modo especial, por lo tanto su apostasía le produjo tanta pena que ningún esfuerzo le pareció demasiado grande para corregir ese mal. Es preferible la fecha última: alrededor del año 58 d. C.
Por ese mismo tiempo, mientras el corazón de Saul estaba saturado con el tema de la justificación por la fe, parece que también escribió su carta a los Romanos
La carta a los Romanos contiene varias afirmaciones claras en cuanto al tiempo cuando fue escrita. Pablo tenía el plan de continuar su obra en el Occidente, especialmente en España (Rom. 15: 24, 28), país al que esperaba visitar en un futuro cercano. Sin embargo, primero tenía que hacer un breve viaje a Jerusalén, porque se sentía comprometido a entregar personalmente a los pobres de esa ciudad los fondos que había reunido para ellos en las comunidades de Grecia y Macedonia (vers. 25-27). Durante su proyectado viaje a España, esperaba cumplir con un deseo acariciado por muchos años: visitar la comunidad de Roma (cap. 1: 8-11; 15: 23-24).
Las afirmaciones acerca de los planes de viaje de Saul, muestran claramente que la carta a la comunidad de creyentes de Roma fue escrita poco antes de su viaje de Corinto a Jerusalén. Puesto que Saul salió de Corinto poco antes de la época de la Pesaj (Pascua) del año 58 d. C. (Hech. 20: 16), después de haber pasado tres meses en Grecia (vers. 3), puede concluirse que la Carta a los Romanos fue escrita durante los primeros meses del año 58 d. C. Gálatas fue probablemente escrita poco antes, a fines del año 57 d. C. o a principios del 58.
Las cartas de Saul en prisión.
Las Cartas de la prisión son Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón. Que estas cartas fueron escritas sin duda durante un encarcelamiento del apóstol, está indicado claramente en los siguientes pasajes: Efe. 6: 20; Fil. 1: 13-14; Col. 4: 18; File. 1, 9.
Es evidente que las Cartas a los Efesios, a los Colosenses y a Filemón fueron enviadas aproximadamente al mismo tiempo, porque en ellas Saul nombra a los mismos individuos. Saul envió a Tíquico y a Onésimo con las cartas a Éfeso, a Calosas y a Filemón (Efe. 6: 21; Col. 4: 7-9). Onésimo era un esclavo que había huido de Filemón, pero había sido convertido por Saul durante el encarcelamiento del apóstol y ahora estaba dispuesto a regresar a su amo Filemón, en Calosas (File. 10-11). Saul escribió la Carta a Filemón como una súplica al amo de Onésimo en favor de su esclavo.
Desde el comienzo de la era cristiana, se ha considerado a Roma como el lugar desde donde fueron enviadas las cartas de la prisión. Generalmente se las ha ubicado en la parte final del encarcelamiento del apóstol en Roma, pues en ellas expresa la esperanza de ser liberado, para lo cual tuvo que haber tenido alguna razón (Fil. 2: 24; File. 22). Su encarcelamiento en Roma duró dos años (Hech. 28: 30), desde marzo-mayo del año 61 d. C. hasta el 63 d. C., según la cronología de su ministerio. Por lo tanto, a Efesios, Colosenses y Filemón se les puede asignar la fecha aproximada del año 62 d. C.
Algunos eruditos creen que estas tres cartas corresponden con los dos años de encarcelamiento de Saul en Cesárea (probablemente de marzo-mayo del año 58 d. C. a septiembre-noviembre del 60 d. C.), o también con un período incierto de encarcelamiento en el Asia Menor. Afirman que la esencia de estas cartas demanda una proximidad geográfica mayor entre Saul aquellos a quienes las dirige, que la que hubiera existido si Saul las hubiese escrito desde Roma; sin embargo, estos argumentos no son muy convincentes, y las teorías de hacer corresponder las epístolas de la prisión con el cautiverio en Cesárea u otro encarcelamiento desconocido de Saul, por lo general han recibido una respuesta poco favorable de los especialistas en el Nuevo Testamento.
La carta a los Filipenses es quizá la última de las cartas de la prisión. Da a entender que Saul había estado en Roma durante algún tiempo, y ya había visto abundantes frutos de sus labores (ver com. Fil. 1: 12-14). Además, la atmósfera de toda la carta es de alegría. Es evidente que Saul esperaba un resultado favorable de su apelación a César (Hech. 25: 10-12), lo que le permitiría visitar una vez más a su amada congregación de Filipos (Fil. 2: 24); y al mismo tiempo, sus palabras no dejan ninguna duda en la mente de sus lectores de que una decisión desfavorable no le hubiera sorprendido (Fil. 1: 19-20, 22-25). Por lo tanto, puede llegarse a la conclusión de que la carta a los Filipenses quizá fue escrita en el año 63 d. C.
Hebreos.
Difiere de las otras trece cartas de Saul en que el texto no contiene en ninguna parte el nombre del autor. Saul comienza con su nombre cada una de sus otras cartas conocidas (Rom. 1: 1). Desde los comienzos del cristianismo se ha discutido mucho si Pablo fue realmente el autor de esta carta.
Sin embargo, aceptar a Saul como autor de hebreos no resuelve los problemas referentes al lugar de su origen y a la fecha. No se sabe dónde se escribió la carta, aunque la declaración “los de Italia os saludan” (Heb. 13: 24), a pesar de ser ambigua, sugiere que fue escrita en Italia.
También hay incertidumbre en cuanto a la fecha de su escritura. Clemente de Roma ya conocía la carta en el año 95 d. C., pues al escribir a los corintios en ese año citó Heb. 1: 3-14 (Clemente, primera epístola a los corintios 36). Esto prueba que la carta era conocida en Roma antes del fin del siglo I, y que su origen debe buscarse en la era apostólica. En realidad, hay indicios de que la carta fue escrita antes de la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 d. C., pues si no fuera así, es de esperar que un autor que destaca la inutilidad del antiguo pacto y su servicio simbólico, como lo hace el autor de Hebreos, ciertamente habría hecho notar la cesación del ritual relacionado con ese servicio si el templo ya hubiera sido destruido. Si esos acontecimientos ya hubieran sucedido, habrían reforzado los argumentos del autor de hebreos en una forma tan convincente, que sin duda alguna los hubiera presentado en su demostración. Sin embargo, como tácitamente dice que el servicio del templo aún se llevaba a cabo (ver cap. 9: 6, donde la forma verbal “entran” [BC, BJ, RVR] tiene en el texto griego el sentido de “estar entrando” y que el antiguo pacto estaba “próximo a desaparecer” (cap. 8: 13), hacen que parezca probable que el templo aún no había sido destruido cuando se escribió Hebreos.
Se ha escogido el año 63 d. C. como la fecha de la escritura de Hebreos, y Roma como su lugar de origen, sin que esto impida que haya otras fechas y otros lugares que pudieran corresponder con la pauta de interpretación seguida por nosotros.
Las cartas pastorales.
Las cartas a Timoteo y a Tito son llamadas “cartas pastorales”, porque se refieren en gran medida a los deberes de los que están a cargo de las congregaciones o asambleas y de los problemas de la administración de ellas. En este sentido pueden ser llamadas “los manuales de congregaciones” más antiguos. Se las dirige a dos de los más jóvenes colaboradores de Saul. Parece claro que se escribieron en el tiempo del ministerio del apóstol que siguió a su primer encarcelamiento en Roma. Puesto que esta parte de la vida de Pablo no está incluida en los Hechos, poco se sabe de sus vicisitudes y viajes durante ese tiempo.
Se desconoce la extensión del período de los últimos viajes de Saul. Por eso, su último encarcelamiento, que probablemente continuó a través de un invierno (2 Tim. 4: 21), podría ser ubicado en el 66-67 d. C. Si Saul primero llegó a Roma en el 61 d. C., sus dos años de encarcelamiento habrían terminado en el 63 d. C. Esto deja unos tres años para sus últimos viajes: 63-66 d. C.
Como Saul había indicado en sus Cartas de la prisión que anhelaba visitar las iglesias de Asia y Macedonia tan pronto como le fuera posible (Fil. 2: 24; File. 22), puede concluirse que viajó a esos lugares poco después de haber quedado libre. Visitó a Efeso, la ciudad principal de la provincia de Asia, antes de seguir a Macedonia (1 Tim. 1: 3), donde se encontraba su amada iglesia de Filipos. La primera carta a Timoteo fue escrita después de esas visitas, y por eso su fecha podría fijarse aproximadamente un año después de su liberación, quizá en el año 64 d. C.
La carta a Tito parece que fue escrita un poco después, aunque su material es muy similar al de la primera carta a Timoteo. Hace referencia a la obra de Pablo en la isla de Creta, lo que podría haber acontecido también durante este último viaje misionero (Tito 1: 5). Sin embargo, cuando la carta fue escrita Saulo ya había dejado la isla, y quizá había ido a Grecia dejando a Tito a cargo de la obra en Creta. Al referir a Tito su plan de pasar el invierno siguiente en Nicópolis, en la costa occidental de Grecia, pidió a su joven colaborador que se encontrara allí con él (cap. 3: 12). Si se calcula un año para el viaje de Saul en Asia Menor y Macedonia y algún tiempo para su obra en Creta y Grecia, la fecha de su carta a Tito podría ser alrededor del 65 d. C.
Los viajes posteriores de Saul probablemente lo llevaron a Corinto, a Mileto (sur de Efeso) y a Troas (2 Tim. 4: 13, 20), y sin duda también a otras ciudades. Troas parece haber sido la ciudad donde él fue otra vez arrestado.
Después de su arresto, quizá en el año 66 d. C., Saul fue llevado de nuevo a Roma. En el tiempo cuando escribió su segunda carta a Timoteo, parece que ya había comparecido una vez ante el tribunal, pero aún no había sido sentenciado (2 Tim. 4: 17). Aunque indudablemente tenía poca esperanza de un veredicto favorable (vers. 6), parece que pensaba que podría pasar por lo menos el invierno siguiente en Roma (vers. 21), quizá porque sabía por experiencia cuán lentamente actuaban los tribunales romanos. Si esta expectativa suya se cumplió, y murió en el año 67 d. C., la segunda carta a Timoteo podría corresponder entre septiembre noviembre del año 66 d. C. Hasta donde sepamos, con esta carta terminaron las actividades literarias de Saul. Las cartas suyas que se han preservado, abarcan u período de unos 15 años: 51-66 d. C.
Un tema de S.LL.M. Para Edificación Bíblica Cristiana. (www.sallomo.es)